Fortaleza de Jerez de los Caballeros
Habitada desde tiempos remotos como lo demuestra el Dolmen de Toriñuelo, ya fue conocida por los fenicios. Cercana a la Vía de la Plata, los romanos dejaron su huella conociéndose como Fama Iulia Seria. Con los árabes la ciudad se desarrolló pese a quedar pocos restos de Xerixa o Xeris. Pero sin lugar a dudas, el mayor esplendor lo alcanzó tras la reconquista cristiana.
Alcazaba
En el año 1230 el rey Alfonso IX de León conquistó la ciudad a los árabes con la ayuda de los Caballeros Templarios, y en reconocimiento a la ayuda prestada, la donó a la Orden del Temple en 1240.
Con los templarios se repuebla la comarca y se establece el “bailiato” o encomienda de Jerez.
Torre Sangrienta
La Orden del Temple fue disuelta en el año 1312 por bula del papa Clemente V, siendo acusada de herejía tras una campaña de desprestigio por parte del rey Felipe IV de Francia. Se ordenó a las encomiendas templarias la renuncia a la Orden y a la devolución a la corona de las tierras y posesiones.
Los Caballeros de Jerez se negaron a renunciar a la Orden del Temple y aguantaron el asedio a la fortaleza hasta que fueron acorralados en la Torre del Homenaje donde fueron degollados y arrojados al vacío desde las almenas por las tropas reales. Desde entonces la Torre del Homenaje se conoce como la “Torre Sangrienta”.
Bajo el dominio de la corona pasa a ser ciudad de realengo y en 1370 fue cedida la ciudad a la Orden de Santiago por el rey Enrique II.
Torre del Reloj o de la Veleta
La fortaleza de Jerez de origen templario data del S. XIII, aunque parte de ella se construyó sobre la Alcazaba árabe. El conjunto estaba defendido por torreones, destacando la Torre de las Armas, la Torre de la Veleta o del Reloj y la del Carbón.
La muralla de la ciudad contaba con seis puertas de las que se conservan la Puerta de la Villa y la Puerta de Burgos.
Orden del Temple
En 1475 nació en Jerez de los Caballeros uno de sus hijos más ilustres, Vasco Núñez de Balboa, quien tras conquistar tierras en el istmo de Panamá descubrió el llamado “Mar del Sur” en 1513. No imaginaba la inmensidad de dicho mar, el Océano Pacífico.
La decadencia comenzó en los siglos XVII y XVIII con la Guerra de Sucesión, siendo Jerez de los Caballeros partidaria de Carlos de Austria.
Iglesia de San Bartolomé
Muchos son los edificios religiosos del rico patrimonio de Jerez de los Caballeros, como los conventos de San Agustín, Madre de Dios, Aguasantas o Gracia, o las ermitas de San Roque, Santiago, San Lorenzo, Vera Cruz o San Lázaro. Sin embargo las torres de sus iglesias dan la fama a esta villa pacense.
La iglesia de Santa Catalina es un templo barroco con una torre de 60 metros de altura edificada sobre un templo medieval, que contiene elementos neoclásicos, siendo el arquitecto Juan Alfonso de Ladera.
Fachada de la iglesia de San Bartolomé
La iglesia de San Bartolomé del S. XV – XVI destaca por su fachada barroca decorada con motivos vegetales, dinteles ondulados y cerámica vidriada. La torre es de 1759 construida sobre la primitiva derruida por el terremoto de Lisboa de 1755.
Iglesia de Santa María de la Encarnación
La iglesia de Santa María de la Encarnación es el templo más antiguo de Jerez de los Caballeros, y fue edificada sobre restos visigodos y de la antigua mezquita. En su interior destaca la imagen de la Magdalena de la escuela de Juan de Mena y la talla de Jesús Nazareno. La torre sin terminar es la única no barroca de la ciudad, siendo neoclásica.
Iglesia de San Miguel Arcángel
La iglesia de San Miguel Arcángel se alza en el centro del casco histórico y tiene el aspecto de colegiata. Se comenzó a construir a finales del S. XIV aunque predomina su estilo barroco. La torre mide 64 metros y es obra de Juan Alfonso de Ladera.
Monumento a la Semana Santa
Frente a la iglesia se levanta el monumento a la Semana Santa de Jerez de los Caballeros, uno de los acontecimientos festivos de la ciudad, junto al Festival Templario y las Fiestas de Agosto.
En las Fiestas de Agosto destaca una de las tradiciones más ancestrales de la ciudad, la “Salida del Diablo” desde la iglesia de San Bartolomé, cada 23 de agosto, que culmina con la “Quema del rabo del diablo”.
El acto es organizado por la Archicofradía del Santísimo Sacramento que recuperó esta tradición que data del S. XIII. La simbología se basa en el patrón San Bartolomé que aparece entre una encina y un haz de jaras como símbolo protector del campo, y a sus pies aparece un demonio rabudo y dotado con unos cuernos al que pisotea por impedir la fertilidad de los campos.
Torre barroca de San Miguel Arcángel
En La Posada de las Cigüeñas se puede descansar y degustar la gastronomía de la comarca, siendo muy sugerentes platos como el arroz cremoso de torta del Casar, la ensalada de rúcula con queso de cabra, el secreto ibérico con parrillada de verduras, la caldereta de cordero o el entrecot con estofado de setas.
Los Vinos de la Tierra de Extremadura acompañan a estos platos en tierras de templarios.