La ciudad de Molina de Aragón, no es aragonesa sino castellano manchega, perteneciendo a la provincia de Guadalajara. Esta contradicción se basa en la historia de lo que fue el Señorío de Molina. Se dice que los molineses tienen sentimientos aragoneses y corazón castellano.
Puente Viejo y casco medieval
La villa se sitúa a 1.067 m. de altitud, a orillas del río Gallo, destacando por encima de la población la fortaleza de Molina de los Caballeros. El castillo fue edificado sobre un castro celta utilizado por los árabes durante su dominación.
Castillo – Fortaleza de Molina de los Caballeros
El Puente Viejo, nos adentra en el casco medieval, repleto de palacios y casas señoriales del S. XVIII, como los palacios de Rivas, Funes, Arias o Montesoro.
Convento de las Ursulinas
En el centro de la población encontramos la iglesia de Santa María de San Gil y la iglesia de San Pedro adosada al Convento de las Ursulinas.
La iglesia de San Pedro es de origen románico con cabecera y crucero góticos, mientras que el cuerpo del templo fue remodelado en el S. XVII.
El Convento de las Ursulinas presenta en la fachada de la Epístola una decoración de transpantojo.
Iglesia de Santa María de San Gil
La iglesia de Santa María de San Gil es la parroquia más importante de Molina de Aragón. De su origen románico sólo quedan restos ya que fue reconstruida y remodelada tras un incendio en 1915.
Tras cruzar la Plaza del Mercadillo accedemos a la Plaza Mayor de Molina de Aragón presidida por el Ayuntamiento adosado a la iglesia de Santa María del Conde y el Palacio de los Marqueses de Embid.
Plaza Mayor
La iglesia de Santa María del Conde es la más antigua de Molina de Aragón, del S. XII, pero apenas quedan restos de la época tras su reconstrucción en el S. XVII.
Iglesia de Santa María del Conde
En la Plazuela del Baño se levanta la Posada de los Comuneros, cuya parte inferior pertenece a la época romana. Frente a la posada, el Puente de Tablas facilita el paso del río Gallo.
Posada de los Comuneros
La calla Larga nos conduce al Torreón de Medina, denominado así por ser el punto de partida hacia la localidad soriana de Medinaceli. Frente a él, encontramos la Ermita de la Soledad.
El Castillo – Fortaleza de Molina de Aragón tiene dos recintos, el exterior o albacara defendido por torres cuadradas y el interior con el castillo propiamente dicho con seis altas torres, de las que se conservan cuatro en perfecto estado.
Anexo al castillo encontramos la Torre de Aragón, con perímetro pentagonal y que esta unida al castillo por una coracha o camino cubierto.
Tras la división del Califato de Córdoba en reinos de taifas, los descendientes de los Beni-Hud de Zaragoza y Calatayud dominaron estas tierras.
En 1129, el rey Alfonso I El Batallador conquista los territorios para la Corona de Aragón. El rey cede el territorio a su esposa Doña Urraca, y de esta pasa a su hijo Alfonso VII, quien a su vez otorga el territorio a Don Manrique de Lara.
Castillo de Molina de Aragón
Durante dos siglos el Señorío de Molina se convierte en un estado propio que rinde homenaje a Castilla. Del pequeño gobierno liberal comunero han llegado hasta el S. XXI entidades como la Cofradía Orden Militar de Nuestra Señora del Carmen o la Comunidad del Real Señorío de Molina y su Tierra. La independencia del Señorío llegó a su fin con el casamiento de doña María de Molina con Sancho IV de Castilla.
La Guerra de Sucesión entre los Austria y los Borbones, y posteriormente la Guerra de la Independencia dejaron su huella amarga en la ciudad.
Las tropas napoleónicas saquearon la ciudad en 1809 al mando del general Suchet. La expulsión de los franceses fue llevada a cabo por Juan Martín El Empecinado.
Convento de San Francisco
Extramuros encontramos el Convento de San Francisco fundado por Doña Blanca, Señora de Molina, en el S. XII. Destaca su torre barroca coronada por una veleta conocida cono “El Giraldo”.
La capilla de la Orden presenta un ábside semicircular con una rica portada barroca. Actualmente es sede de la Casa de la Cultura.
La cocina tradicional se basa en los asados de cordero, los “bolos con morro”, la trucha asalmonada y la perdiz escabechada, sin olvidar las migas con uvas, que se pueden acompañar con los caldos de la tierra guadaljareña con D. O. Mondéjar.
En el restaurante El Castillo se puede degustar el menú típico del Señorío de Molina.