Paraje de Casas de la Tercia
La huella del hombre en Nerpio se plasma en los numerosos abrigos de Arte Rupestre Levantino, destacando los conjuntos de La Solana de las Covachas y el Torcal de las Bojadillas. Posteriormente surge el poblado fortificado ibero del Macalón situado en un farallón rocoso junto al río Taibilla, y que data del S. VII a. C.
En él se han encontrado restos de objetos fenicios y griegos, fruto del intercambio con otras culturas mediterráneas. El poblado es abandonado por orden de Sempronio Graco en el año 179 a. C. bajo la dominación romana.
Castillo de Taibilla
El monumento más emblemático de Nerpio es el Castillo Fortaleza de Taibilla que data de la dominación almohade en el S. XII.
Destaca la imponente Torre del Homenaje de planta rectangular que se levanta sobre un macizo rocoso en las Casas de la Tercia.
Torre del Homenaje
En 1242 las tropas cristianas al mando del Maestre de la Orden de Santiago, D.Rodrigo Yánez y del aragonés D. Pedro Fernández de Azagra, Señor de Albarracín, conquistaron la fortaleza y el núcleo poblacional de Nerpio.
En el S. XVI la villa de Nerpio fue colonizada por familias dedicadas a la agricultura, en una época en la que era dependiente de Yeste. Fue en el año 1688 cuando Nerpio obtuvo el título de villa y su independencia.
Entre sus calles estrechas de trazado musulmán se levanta la Iglesia parroquial de la Purísima, y junto a ella, se localiza la pintoresca calle del Arco.
Iglesia de la Purísima
Los nogales cubren el paisaje de los alrededores de la villa, junto a los árboles de ribera, como los chopos, álamos o sauces, del cauce del río Taibilla. Muchas rutas senderistas recorren el término municipal, entre las montañas y el embalse fruto de la confluencia de los ríos Taibilla y Turrilla.
Para los más expertos la Ruta Santiaguista recorre la comarca del Alto Segura donde forjó su historia la Orden de Santiago, a través de pueblos como Letur, Socovos, Yeste o Nerpio.
Río Taibilla
Tras largos paseos el viajero puede degustar la gastronomía local con platos contundentes como el cordero segureño, las migas con caldo, los andrajos, el atascaburras, la olla de alubias morunas y los guisos de matanza.
La bebida acompañante de los platos es el zurracapote, similar a la sangría. Como postre sugiero la torta de nuez acompañada por unas cerezas en aguardiente.