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10 lugares únicos para sumergirte este verano, en
España
Diez aguas para grandes inmersiones
Los que ya han probado el submarinismo, saben que
engancha. Y España ofrece increíbles y exóticos rincones para cultivar
este sano vicio. ¿Buceamos?
Este Paraje Natural comprende el territorio de la Isla
de Alborán, el Islote de la Nube y las aguas y fondos marinos que lo
circundan, con una superficie de 26.457 hectáreas.
Estos fondos,
cubiertos de magníficas praderas de algas laminarias y yacimientos de
coral, tienen un importante valor ecológico. La riqueza de estas
profundidades, así como la virginidad de sus playas y parajes, hacen de
esta zona un oasis perfecto para la práctica del submarinismo.
Es un promontorio de roca que alberga una gran riqueza
submarina. Ofrece cuevas o paredes cubiertas de colores y fondos rocosos
y praderas interminables de poseidonia oceánica.
Se han creado arrecifes
artificiales con barcos de pesca hundidos, con el fin de ofrecer abrigo
y así lograr una mayor diversidad de fauna y flora. Sin superar los 33
metros de profundidad, ya se pueden ver morenas, congrios, pulpos y
ballestas.
Una reserva natural fuertemente protegida para que la
naturaleza guarde todos su encanto. Bucear en sus aguas claras permite
descubrir una fauna y flora submarina muy abundante y totalmente
intacta. La Galera y el Bau del Moli son sitios ideales para empezar a
conocer el mundo del submarinismo. Mención aparte para la Illa de la
Massa d,Or, la mejor reserva biológica de la zona.
Granada también tiene mar, y está dispuesta a
demostrarlo. La Aguja es una estrecha punta rocosa que se adentra en el
mar desde tierra y muestra la fauna incrustante típica de esta zona,
nudibranquios y tembladeras.
La Cueva del Agua es una pequeña y profunda
ensenada, apta para principiantes porque no se superan los 21 metros.
Con frecuencia, se pueden ver peces luna.
Las aguas que rodean la Isla de El Hierro son muy
profundas: en algunos puntos muy cercanos a la costa se alcanzan más de
100 metros.
La zona presenta variaciones de temperatura del agua
acusadas en relación con la superficie, por lo que la reserva marina
tiene, además de cuevas y túneles volcánicos, gran variedad de peces
tropicales, peces trompeta, peces globo y corales negros.
El entorno submarino de esta isla es un verdadero
tesoro biológico que le ha valido la calificación de la UNESCO de
Patrimonio de la Humanidad. La extraordinaria visibilidad supera los 25
metros, un parámetro propio de las zonas tropicales.
En Las Pitiusas se
pueden observar exuberantes praderas de posidonia o explorar las cuevas,
acantilados y pecios que aseguran una excelente jornada de buceo.
Debido a la gran importancia natural y arqueológica de
las islas y sus fondos, han sido incluidas dentro del Parque Nacional de
las Islas Atlánticas.
En la cara oeste hay inmersiones de hasta 35
metros y la posibilidad de admirar congrios, anémonas de colores, pulpos
y rodaballos en sus desfiladeros de piedra verticales y bancos de arena.
En el lado este, hay grandes grietas rocosas que cobijan bancos de
peces, mariscos y las increíbles rayas mosaico.
Un paraíso en el mismo corazón del Mediterráneo capaz
de seducir a buceadores de todo el mundo, que encuentran en sus aguas
uno de los fondos marinos más ricos y mejor conservados de Europa. El
fondo de media profundidad está repleto de vida: doradas, dentones,
barracudas, pulpos, langostas y cigarras de mar desfilan ante nosotros.
La reserva marina de Fornells ofrece unas inmersiones
impresionantes con abundante vida submarina. El paisaje de la costa es
salvaje y con sus playas naturales permite un perfecto descanso para
toda la familia. Hay numerosas cuevas como Campanario, Fossil o Pozo de
la Luna que sorprenden con sus estalagmitas, diminutos y enigmáticos
fósiles o una curiosa cámara de aire.
Sinónimo de viento y muy conocida por los practicantes
del windsurf, Tarifa se ha convertido en los últimos años en un destino
obligado para submarinistas.
Destacamos El Pecio de San Andrés, un barco
que, según la historia, se hundió en 1929. Explorarlo ofrece una pared
de 18 metros llena de madréporas, centollos y Tres Colas, el pez
lugareño. Todo el barco está lleno de bancos de meros, morenas, congrios
y bogavantes, entre otros.
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