Calas y acantilados de la Costa Brava
Naturaleza
agreste aguarda entre los pueblos de la costa gerundense. La provincia
de Gerona aúna los dos grandes atractivos naturales
catalanes. Colindante con Francia, disfruta del paisaje pirenaico, pero
también de la línea de litoral que desciende desde el país vecino.
A esta franja
de costa de más de 200 km que se extiende hasta la desembocadura del río
La Tordera en Blanes se le ha otorgado el nombre turístico de Costa
Brava. |
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Esta nomenclatura se refiere al agreste
paisaje lleno de rocas y acantilados de esta hermoso enclave
mediterráneo encajado entre la Costa Vermella y la del
Maresme.Unos parajes que hechizan
al visitante con el profundo azul y el verde marino de sus
aguas que reflejan la frondosa vegetación. Las 2.500 horas
de sol al año y los 16º de temperatura media anual terminan
de configurar un agradable entorno que también cuenta con
vestigios histórico-artísticos.
Lloret y Tossa de Mar
La ruta comienza al sur en Lloret
de Mar,
un importante centro turístico que conserva las primeras
muestras de patrimonio, en rincones como el poblado ibérico
del Puig de Castellet, los románticos jardines de Santa
Clotilde, el castillo, la ermita de Sant Quirze del siglo XI
y algunas casas de indianos. Desde esta localidad a la
siguiente ya pueden disfrutarse algunas de las mejores calas
de la Costa Brava.
Tossa de Mar
es otra de las localidades más carismáticas y bellas de la
comarca. Esta villa de origen romano estuvo históricamente
ligada al Monasterio de Ripoll. Su casco medieval
amurallado, la Vila Vella, es toda una delicia para el
paseante, con torres cilíndricas que aún se conservan. Otros
monumentos a destacar son la torre de Roanas, la iglesia de
Tossa, o el Palacio del Gobernador. Tampoco hay que
olvidarse de admirar la gótica Casa Can Vicenc, la capilla
de Sant Miquel o visitar su Museo Municipal, reflejo del
movimiento artístico que albergó en los años treinta.
De Sant Feliu a Playa de Aro
La siguiente localidad es Sant
Feliu de Guixols,
otro hermoso pueblo turístico inserto en un contexto de
naturaleza escarpada. Su mezcla de abrupta vivacidad y la
impronta de su pasado la confieren una esencia muy especial.
Al margen de sus playas, su mayor monumento es majestuoso
Monasterio románico de Sant Peres de Rodes. El edificio
actual parte de la base del convento el siglo X, terminando
esta remodelación en el XIII. Otros puntos de interés son su
Museo Municipal, sus torres, el Mercado Cubierto o El Arco
de Sant Benet, sin olvidar el paseo marítimo.
El siguiente núcleo en destacar es el
formado por el Castillo y Playa
de Aro.
Su fino arenal representa uno de los centros de ocio más
importante de la costa, tanto por el número de bañistas en
las horas de sol como en las escapadas nocturnas de
residentes y visitantes. Un fenómeno que se explica también
por el entramado de alojamientos, tiendas, bares, terrazas y
discotecas que rodean la playa. Castell d’Aro, ofrece el
contrapunto, la imagen medieval y cultural que no se doblega
ante la explosión turística.
De Palamós a L’estartit
Continuando hacia el norte se traza un arco
litoral casi equidistante de la capital que pasa por Palamós
y Calella
de Palafruguell,
tranquilos pueblos en los que disfrutar de las tradiciones
pesqueras. Prosiguiendo por la acantilada y salvaje costa, se
llega a Begur, donde habrá que visitar el Castillo y la colonial
Casa de los Americanos.
El itinerario lleva así a la señorial Torroella
de Montgrí,
que preserva en su antiguo trazado urbano tesoros como La Torre
de Bruixes, El Castillo o el portal de Santa Ceterina o el
Mirador. Cerca se encuentra uno de los más hermosos rincones de
la Costa Brava; L’estartit, una torre-masía en pleno acantilado
que desafía la furia de la mar rocosa. Es una de las estampas
que mejor sintetiza la integración natural de los pueblos de la
zona.
Roses y Cadaqués
Tras visitar las ruinas helénicas de L’Escala,
habrá que recorrer un amplio tramo hasta llegar al próximo
saliente de la costa, en cuyo comienzo está Roses,
antigua colonia griega a caballo entre mar y montaña.
Son multitud las playas, calas y rocosos
acantilados de sus alrededores, aptos para los más variados
deportes náuticos. Otros valores naturales son los de los
parques de Aiguamolls
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de l´Empordá y
Cap de Creus, mientras que los históricos se circunscriben al conjunto
de la Ciudadela, antiguo conjunto defensivo renacentista.
La última localidad emblemática de este litoral es Cadaqués,
situada al norte, en la península del Cap de Creus. En torno al Parque
Natural del mismo nombre se puede disfrutar de increíbles paisajes de
paradisíacas playas y calas retiradas.
Al fondo de su bahía asoma un casco histórico marinero
que ha inspirado artistas a lo largo de la historia, por lo que son
numerosos sus museos y galerías, en especial la Casa-Museo
de Salvador Dalí.
Un broche cultural a este paseo por encantadoras localidades al borde
del acantilado y playas de banderas azules.
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