Tierra de contrastes, desde
Sierra Morena al norte hasta las llanuras y la costa del sur,
Huelva cuenta con auténticos reductos de la fauna y flora autóctona como
los parques naturales de Sierra de Aracena y Picos de Aroche y en
especial Doñana.
Este paisaje de colinas suaves con muchas dehesas y
bosques de castaños se extiende a lo largo de 184.000 hectáreas en plena
Sierra Morena. Está surcado por tres cuencas
hidrográficas, las de los ríos Guadalquivir, Guadiana y Odiel. Encinas,
alcornoques, chopos, eucaliptos y sauces conforman este conjunto natural
de carácter norteño que acoge especies amenazadas como linces y nutrias.
Entre sus tesoros faunísticos más preciados se encuentran las
colonias de aves, con especies autóctonas como la cigüeña negra
y el cernícalo. El parque es por ello un lugar idóneo para observarlas,
además de para excursiones botánicas y geológicas o prácticas como el
senderismo o el ciclismo de montaña. Una de las rutas con más encanto es
la que lleva desde Aracena a Linares, 5 km. de agradable paseo entre
alcornoques y encinas.
Sierra de Aracena y Picos de
Aroche
En Aroche sobresalen sus restos
prehistóricos, dólmenes y menhires conocidos como las Piedras del
Diablo. En Aracena lo hace su Iglesia-Fortaleza
asentada sobre una montaña caliza que alberga la Gruta de las
Maravillas.
El agua y la piedra caliza originan fantásticas
composiciones de cascadas, estalactitas, estalagmitas y telones de
piedra. Son más de 2 kilómetros de galerías de los cuales pueden
recorrerse la mitad gracias a la iluminación artificial.
Cerca, Fuenteheridos es una población
bendecida con el agua, con la consiguiente hermosura que las flores y
plantas aportan a un enclave marcado por la Fuente de los Doce Caños,
las cascadas y un entrañable caserío declarado en 1982 Conjunto
Histórico Artístico. A un kilómetro está el jardín de Villa
Onuba, con más de cien especies de árboles, huertas y jardines.
Parque Natural de Doñana
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO, el Parque Nacional de Doñana
constituye una de las mayores reservas biológicas de Europa.
A modo de cinturón alrededor de este se
encuentra el Parque Natural, un paraíso que ha sobrevivido a amenazas
ecológicas y ocupa 53.709 hectáreas dentro de las provincias de Cádiz,
Huelva y Sevilla. Compuesto por la franja litoral y las masas
forestales, comprende gran variedad de
ecosistemas, como las Playas y Médano del Asperillo o las Marismas de
Bonanza.
Un trayecto por el litoral
El senderismo es práctica habitual
y las rutas para recorrer el Parque son
altamente recomendables de hacer con una cámara de fotos a mano.
Una de las rutas planificadas recorre lugares relacionados con el descubrimiento
de América, como La Rábida, Palos de la Frontera, Moguer y
Lucena del Puerto.
Otro recorrido acerca al visitante al norte
del Parque, partiendo de Aznalcázar,
pasando por Almonte hasta Villamanrique y haciendo un alto en la popular
aldea del Rocío. Un trayecto por el litoral propone en cambio recorrer
la costa de Huelva desde Matalascañas a Mazagón.
En este caminar puede el visitante toparse con extensas playas,
dunas móviles, marismas, matorrales, bosques de pino, alcornoques,
eucaliptos, etc. También es una delicia para quienes gusten de
observar aves tan características como el águila imperial, el calamón o
el milano negro, además de la abundante colonia de flamencos y grullas.
Una fauna llena de color y acostumbrada al turismo, que se completa con
gamos, jabalíes y el simbólico lince ibérico, que encuentra aquí uno de
sus reductos más importantes.
Gastronomía y modos de vida
La gastronomía de la zona es igualmente
rica y variada, desde los
pescados y mariscos de Sanlúcar de Barrameda hasta la caldereta
y el cocido de Almonte o las migas y las carnes a la brasa de
Hinojos.
Lo mismo pasa con la artesanía típica, que va
desde las cerámicas a las fibras vegetales pasando por la piel,
el cuero, metal o textil. Y es que la vida en los pueblos se
relaciona directamente con el parque.
Sin ir más lejos, hay zonas dedicadas
a la cría de caballos y algunos
ganaderos tradicionalmente sueltan
sus caballos para que vivan en estado salvaje.
Paisajes de dunas
Doñana es un entorno rebosante de vida en el
que incluso la tierra se mueve. Entre su
paisaje dunar destaca el Cerro de los gansos, donde se
rodaron escenas de películas como
'Lawrence de Arabia' y 'La historia interminable'.
Es la duna más elevada del lugar
y en su arena se siguen encontrando perdigones tres décadas después de
que se prohibiera la caza. Tanto es así, que algunos patos aún mueren
intoxicados por el plomo.
Pero no todo son deudas del pasado en una reserva en
la que está prevista la instalación de videocámaras para que cualquiera
pueda seguir desde su ordenador personal los pasos del lince ibérico y
la llegada de las aves.
|