Guipúzcoa tiene en San Sebastián su mejor carta de presentación. Pocos ejemplos hay tan esplendorosos de lo que es una bella capital. Pero la provincia vasca no se reduce a la hermosa playa de la Concha ni al majestuoso monte Igueldo.
Los pueblos de sus alrededores son siempre una apuesta segura donde encontrar lo mejor de la costa cantábrica y todo el sabor de la gastronomía y tradiciones de estas tierras, en un entorno que mima al turismo.
Zarautz, paraíso de las tablas
Cercano a San Sebastián y a Francia,
Zarautz (Zarauz) es el pueblo surfero por excelencia.
Las abundantes olas de generoso tamaño que rompen en su playa hacen
de ella una parada obligada para cualquier amante de la tabla. Esta
playa, una de las más hermosas del País Vasco, se ubica entre dos
montañas y tiene una extensión de aproximadamente 2 kilómetros de
fina arena. Cuando sube la marea su superficie se ve notablemente
disminuida y esto redunda en la sempiterna limpieza del arenal.
Guipúzcoa tiene en San Sebastián su mejor carta de
presentaciónA lo largo de la playa hay un malecón con
un ancho paseo plagado de bares y terrazas y animado por
esculturas de bronce de Dora Salazar. Donde termina el paseo y
comienza la carretera hacia la siguiente población, se encuentra el
pequeño puerto, que también es zona de baño. Y después de una
zambullida, nada mejor que reponer fuerzas visitando la parte vieja,
zona de pinchos y ‘poteo’.
Deportes náuticos aparte, es una localidad muy turística y como tal
dispone de todo tipo de alojamiento, restaurantes y terrazas e
incluso un pequeño campo de golf. También cuenta con zona de camping
en la montaña y múltiples opciones de agroturismo en los
alrededores. Además aquí está afincado el restaurante de
Karlos Argiñano en un castillo al mismo borde del mar. La
vida nocturna es igualmente rica, especialmente en verano, que es
cuando más juventud hay.
Getaria y Zumaia
Ya desde la playa de Zarautz (Zarauz) se podía
observar el famoso "Ratón de Getaria", una diminuta
península con forma de roedor. Es el Monte San Antón, una de las
siluetas más famosas de la provincia.
El chacolí con D.O. debe acompañar cualquier
comida en Getaria Pero
Getaria (Guetaria) no es sólo conocida por su monte y sus
playas, sino también por ser patria del explorador Juan
Sebastián Elcano, cuyo monumento recibe al visitante y le
sirve de mirador del puerto pesquero. Otro elemento distintivo es su
estupendo chacolí con Denominación de Origen. Esta bebida debe
acompañar cualquier comida que se haga en el pueblo, especialmente
los pescados a la brasa que sirven en sus asadores.
Es imprescindible palpar el ambiente marinero en su casco histórico
medieval y en su puerto pesquero. También conviene visitar la
Iglesia de San Salvador, el más antiguo templo gótico guipuzcoano,
atravesado por un túnel. Siguiendo la costa hacia Vizcaya se
encuentra Zumaia (Zumaia), a orillas del mar y de la bahía
en que confluyen los ríos Urola y Narrondo. Destaca la Iglesia
fortaleza de San Pedro, de estilo gótico vasco y las playas de
Itzurun y Santiago.
Pasaia y Hondarribia
Hacia el lado opuesto de San Sebastián, el este,
se encuentra Pasaia (Pasajes), abrigado por el monte
Jaizkibel en un paraje de extraordinario verdor combinado
con el gris de los acantilados. Pasajes es conocido por ser uno de
los puertos más famosos del País Vasco.
En Pasaia, el verdor combina con el gris de los
acantiladosEn similar entorno natural, sobre una pequeña
colina en la bahía de Txingudi está
Hondarribia (Fuenterrabía), localidad distinguida por su
casco histórico declarado Monumento Histórico-Artístico.
Rodeada de murallas, esta aldea si bien no cuenta con una playa tan
deliciosa como las citadas, esconde en su corazón grandes tesoros.
Sus callejuelas empedradas visitan iglesias y palacios que han sido testigo de una fértil historia y en La Marina se disponen incontables tabernas formando una zona de pintxos espectacular.
Cuenta asimismo con una imponente oferta de alojamientos en el que destaca el Parador de Hondarribia del siglo X sobre un castillo medieval.
Guipúzcoa interior
El interior de la provincia ofrece una imagen
diferente aunque también digna de apreciar. Es el caso de villas
históricas entre valles como Tolosa u Ordizia (Villafranca
de Ordicia), con importantes legados monumentales.
La zona del valle del Urola sumerge al visitante en un entorno
medieval en el que destacan el casco antiguo de Cestona,
Azpeitia y el Santuario de San Ignacio de Loyola,
ineludible centro de la religiosidad vasca. Por su parte el valle
del Deba acoge a la villa señorial de Bergara (Vergara), entre una
estela de caseríos.