Los universitarios ‘mueven’ la
ciudad
Salamanca es una de las ciudades españolas con
mayor encanto. Capital de la provincia
del mismo nombre y excelsa ciudad universitaria, se trata de uno de esos
sitios en los que las calles y plazas respiran historia.
Tal vez sus monumentos la hagan ser testimonio del
pasado, pero esta urbe situada junto al río Tormes es también un núcleo
joven, lleno de vida y que apunta al futuro.
El ambiente salmantino no se vive en sus
edificios históricos o museos, sino en la calle.
Universidad
Así pues, si la Universidad de Salamanca,
la más antigua de España (1.250 d.C), merece una visita, lo que
verdaderamente regenera la ciudad es su vida universitaria, los
cientos de jóvenes de toda España y varios rincones del mundo
que aportan colorido y aire cosmopolita a este enclave castellano.
No en vano suponen un 30% de su
población, por lo que podemos afirmar que los estudiantes campan a sus
anchas por la ciudad.
Zonas llenas de vida
El parque más antiguo es el campo de San
Francisco, el favorito de Unamuno.
Ubicado en una zona en que confluyen el Jardín de Monterrey y la
muralla, recoge abundante vegetación, fuentes y esculturas.
Desde su interior se contemplan las cúpulas de la Catedral, la
Clerecía, Monterrey y el convento de las Úrsulas.
El Huerto de Calixto y Melibea,
dedicado a la famosa tragicomedia, es un medieval escenario
ubicado sobre la muralla y con el río a sus pies.
Más extenso es el Parque de los
Jesuitas con casi 100.000 metros
cuadrados, múltiples paseos y varias zonas establecidas para
diferentes edades. Su riqueza florística hace de él un paraíso
natural en plena ciudad.
Por último está la Alamedilla ligado a la
historia ferroviaria salmantina, con un pequeño zoo, un recinto
para el cuidado de las aves y que es, nuevamente, una exposición
viva de diferentes especies botánicas.
Y no hay que olvidar la Plaza Mayor, centro
neurálgico y social con acogedoras terrazas y otros
establecimientos.
Salir de tapas
Salamanca también cuenta con una rica cultura de
bares, tanto de corte tradicional como más de moda, donde se pueden
degustar las deliciosas tapas o pinchos acompañados a poder ser de algún
buen vino español.
Destacan los de carne de cerdo a la parrilla,
siendo muy característicos el pincho moruno, la costilla en
salsa, los filetes de lomo tierno, el
chorizo asado o al vino, el jamón ibérico asado
o la jeta (corteza de cara de cerdo). Sin olvidarse de
símbolos de la gastronomía nacional como las patatas bravas o al alioli
o la tortilla en sus diferentes variedades.
Zonas de pinchos hay tantas como rincones tiene la ciudad pero la más
popular es la calle Van Dyck, con una alta variedad
gastronómica y gran concentración de locales. Muy cerca de aquí se
encuentra la Plaza Mayor cuyos alrededores también son lugar de tapeo
privilegiado.
Noche universitaria
Y como no, la noche también cobra vida en sus
zonas de marcha. No iba a ser menos en
una ciudad con cerca de 50.000 universitarios de diferente procedencia.
Bares, chupiterías, pubs y discotecas cobijan cada fin de semana hordas
de jóvenes con ganas de fiesta ya desde el jueves.
Existen locales para todo tipo de
público, los más jóvenes, los más maduros, música ligera o más
selecta y especializada. Muchos destacan por sus originales decoraciones
y por especializarse en alguna bebida. Y eso que en Salamanca también
triunfa el botellón y es costumbre de los estudiantes congregarse en un
piso para comenzar la fiesta. El escaso problema de transporte, dadas
las manejables dimensiones de la ciudad, también influye en la
ebullición de su actividad nocturna, permitiendo cambiar de zona de
marcha según la noche evolucione.
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