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Zamora, entre el Duero
y la historia.
Arte, naturaleza y propuestas para un finde
En las orillas del Duero, y más allá de slogans
turísticos, Zamora es una ciudad moderna (no en vano la primera ciudad
con wi-fi en el mundo) que vive profundamente unida a su pasado. Su
condición de encrucijada entre la Ruta de la Plata y el Camino
Portugués, así como su famosa Semana Santa, certifican su importancia.
La Plaza Mayor
Iniciamos nuestro recorrido en la Plaza Mayor. Sus
terrazas son el punto de encuentro perfecto para comenzar la jornada.
La escultura dedicada a Merlú nos servirá de
referente, pues es un personaje tradicional en Zamora: un encapuchado
que se encarga de tocar la trompeta que da inicio a la procesión. Zamora
es una de las ciudades españolas que más y mejor vive la Semana Santa.
En la Plaza Mayor nos encontramos con el Ayuntamiento viejo
(renacentista, pero con influencias góticas, ahora reconvertido en la
sede de la Policía Local) y el Ayuntamiento actual (en un edificio
neoclásico utilizado para acoger, bajo sus arcos la venta de pan).
La relevancia de la plaza se remonta al siglo XII, con
la construcción de la Iglesia de San Juan Bautista (abierta viernes y
sábado de 10:00h a 13:00h y de 17:00h a 20:00h).
El eje modernista
A unos 150 metros de la Iglesia de San Juan Bautista,
en la esquina de Ramón Álvarez y Nicasio Gallego, nos topamos con la
casa de Juan Gato. Erigida en 1912, es una de las 19 construcciones por
las que Zamora forma parte de la Ruta Europea del Modernismo.
A escasos 300 metros nos encontramos con la plaza de
Sagasta, un peculiar y hermoso rincón peatonal. Aquí, las casas
modernistas de Gregorio Prada y Norberto Macho conviven con otro de los
edificios más populares de la ciudad: la casa de Fidel Luelmo.
Este edificio es más conocido como La casa de las
cariátides, debido a sus características cuatro doncellas de piedra que
apuntalan las ventanas de la fachada.
La ciudad del románico
Seguimos por la calle San Torcuato y dejamos atrás, en
la plaza de Zorrilla, la escultura La maternidad (del gran artista local
Baltasar Lobo) y el Palacio de los Momos (del siglo XVI).
Así llegaremos a la Iglesia de Santiago del Burgo
(siglos XII-XIII), otra de las joyas arquitectónicas que hace de Zamora
la ciudad del románico. La iglesia se puede visitar de 10:00 a 13:00 h y
de 17:00h a 20:00h.
En la plaza de Santa María la Nueva se encuentra la
iglesia románica del mismo nombre, del siglo XI, que se puede visitar
viernes y sábado, de 10:00h a 14:00h y de 16:30h a 18:30h.
Viaje por las costumbres más tradicionales
Desandamos el camino hacia la plaza Mayor y, en la
calle Sagasta, giramos a la derecha por Quebrantahuesos hacia la
Plazuela del Fresco. Pocos metros más adelante se alza la fachada del
Teatro Principal, construido en 1874 y al que cariñosamente los
lugareños denominan La bombonera debido a su tamaño.
Después de consultar la cartelera de espectáculos,
regresamos hasta la plazuela, donde la calle de Mariano Benlliure nos
conducirá de nuevo hasta la Plaza Mayor. Subimos por la calle del
Sacramento. Frente al antiguo Hospital de la Encarnación, actual sede de
la Diputación Provincial, nos encontramos con el Museo Etnográfico de
Castilla y León.
Visitarlo es muy interesante, pues posee una magnífica
colección de objetos que permite conocer cómo era la vida cotidiana en
Zamora hace algunos años.
Semana Santa todo el año
Contiguo a la Plaza de Santa María la Nueva, está el
Museo de la Semana Santa que abre hasta las 20.00 h, de martes a sábado.
El museo nació de la inquietud de las cofradías por tener un lugar digno
donde guardar sus objetos de culto.
La Semana Santa zamorana, declarada de Interés
Turístico Internacional, es uno de los acontecimientos más emocionantes
e impresionantes de España. La ciudad se transforma por completo y
quintuplica su población.
Del Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección, 17
cofradías desfilan por sus calles. Entre los momentos que no podemos
perdernos si queremos conocer la esencia de Zamora, destacan: el
Juramento del Silencio, la austeridad de la procesión de las Capas
Pardas y el canto del Miserere en la procesión del Yacente.
Un paseo por la muralla
Al salir del museo, tomamos la calle Orejones hasta la
plaza de la Leña. Tras contemplar la Puerta de Doña Urraca y su palacio,
bordeamos la muralla por la Ronda de Santa María la Nueva.
Después regresaremos por el Museo de la Semana Santa
hasta la plaza de Viriato y, a continuación, giraremos a la izquierda en
dirección a la plaza de San Miguel.
La Zamora jacobea
Proseguimos nuestro recorrido en dirección al Duero. A
mano derecha está la Iglesia de San Cipriano (siglos XI-XII, abierta de
10:00h a 13:00h y de 17:00h a 20:00h), otra joya del románico que
conserva aún una de sus tres naves originales.
El interior merece una visita pausada, para contemplar
la capilla mayor y los murales prerrománicos. Continuamos por la Cuesta
de San Cipriano, ya bajando a la ribera. Pasamos por el Mirador de San
Cipriano, situado sobre las peñas de Santa Marta. Es un excelente
mirador, cercano al Albergue de los Peregrinos que se ubica en la misma
cuesta.
Allí descansaban quienes optaban por la Ruta de la
Plata como vía de acceso a Compostela, y todavía lo hacen porque sigue
abierto, gracias al tesón de los hospitaleros voluntarios.
Un paseo por la ribera
Giramos hacia la derecha por la plaza de Santa Lucía
hasta avistar el Duero y el Puente de Piedra, originario del siglo XII y
uno de los cinco que atraviesa el río.
Aquí podemos optar por un agradable paseo por la
ribera hasta detenernos en las Aceñas de Olivares donde está el Centro
de Interpretación de las Industrias Tradicionales del Agua. Estos
molinos del siglo X, con forma de barco, reflejan la potencia industrial
de la ciudad durante la Edad Media ligada, inevitablemente, al Duero.
Seguiremos por otra de las perlas arquitectónicas de
la ciudad, la Iglesia de San Claudio de Olivares, situada en la cercana
plaza de San Claudio, del siglo XII. Hoy por hoy solo se pueden apreciar
su serena y rotunda nave rectangular y su pórtico, porque está cerrada
al público.
Regreso a la ciudad intramuros
Retrocedemos hasta tomar la primera calle a nuestra
izquierda, que nos conducirá a la muralla. Tras pasar por debajo de la
Puerta del Obispo, dejaremos a mano derecha el Palacio de Arias Gonzalo
o Casa del Cid (una de las escasas obras de arquitectura románica
civil).
Frente a la que se dice que fue la residencia del
joven Rodrigo Díaz de Vivar, antes de ser armado caballero, nos
deslumbra la Catedral de San Salvador, que se puede visitar de martes a
domingo, de 10:00h a 14:00h y de 17:00h a 20:00h. Se construyó en apenas
23 años, entre 1151 y 1174, y ocupa la parte más alta del recinto
amurallado.
Es una de las obras cumbre del románico en España y en
ella destacan exteriormente la cúpula del cimborrio y la majestuosa
torre-campanario de planta cuadrada, de 50 metros de altura.
El icono que recuperó un castillo a golpe de cincel
Tras regresar a la plaza de la Catedral, dando un
tranquilo paseo de 800 metros, seguimos hasta el castillo que ha sido
recuperado recientemente para la ciudadanía.
Las labores de restauración han permitido que se pueda
acceder a toda la estructura, incluso a las almenas, constituyendo así
un imponente mirador sobre la ciudad, que resulta perfecto para los
aficionados a las fotografías de las puestas de sol. Un importante
testimonio histórico que se completa con un guiño al arte a través de la
obra del escultor zamorano Baltasar Lobo.
El conjunto compuesto por el Castillo Centro de Arte y
el Museo Baltasar Lobo, en la Casa de los Gigantes, abierto de 10:00h a
14:00h y de 17:00h a 20:00h, supone una de las apuestas turísticas más
importantes de Zamora.
Para los más aventureros
El Lago de Sanabria, con su amplia variedad de
actividades, se perfila muy apropiado para los más inquietos. Allí
podremos alquilar cabañas de madera, practicar senderismo, bicicleta de
montaña, pesca, escalada, ala delta, parapente, windsurf, piragüismo o
vela ligera.
Para familias: La Sierra de la Culebra, a unos 80 km
de la capital, brinda la posibilidad de disfrutar de una jornada en
plena naturaleza y, si tenemos suerte, avistar algún ciervo o algún lobo
ibérico.
Para amigos: El novedoso Circuito de Cerezal se
presenta como una alternativa más que válida para una jornada de ocio.
Cuenta con circuitos de velocidad, karting y pista de tierra para la
conducción deslizante.
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