Nueve islas atlánticas ofrecen uno de los destinos
europeos donde la naturaleza muestra su cara más exuberante
Inesperados paisajes envuelven un archipiélago
mágico dividido en nueve porciones; Santa María, Sao Miguel,
Terceira, Graciosa, Sao Jorge, Pico, Faial, Flores, Corvo… Son
las Islas Azores, enclave al norte de Portugal que invita a la
aventura y la distensión. Un distinguido y recóndito destino
atlántico donde disfrutar en su plenitud del mar y el esplendor
de una vegetación y geología volcánicas.
Ponta Delgada
En la isla de S. Miguel se encuentra esta,
la mayor ciudad del archipiélago. Es el lugar ideal en el
que hospedarse para moverse alrededor de las nueve islas, ya
que es la que cuenta con mayor oferta hotelera y todas las
comodidades.
Desde sus orígenes como pequeña aldea
pesquera, pronto destacó como puerto principal insular,
hasta convertirse en la ciudad activa y cosmopolita que es
hoy en día.
La tradición convive aquí con la
modernidad y al ajetreo confluye con el sosiego en el paseo
marítimo.
La ciudad es reflejo de más de cinco
siglos de historia contada por sus edificios, monumentos y
jardines y ofrece rutas culturales que parten de la Plaza
Gonçalo Velho.
Cocina volcánica
La principal imagen turística de Sao
Miguel es el Valle de las Furnas, atravesado por dos
caudales, de agua fría y caliente.
Un paraje de exótica belleza lleno de
curiosidades, como el cultivo de la batata, el obelisco y
sobre todo las Caldeiras.
Aquí se prepara el cocido de Furnas, de
carne o bacalao, cocinado bajo tierra con el calor del
subsuelo volcánico.
También en Furnas destaca el Parque Terra
Nostra, un precioso jardín integrado en un hotel que ya es
todo un clásico en el turismo de las Azores. Un romántico
paraíso de lagos ondulados con cisnes, indicado para el
paseo entre sinuosos caminos, coloridas flores y exóticos
árboles centenarios.
El visitante tiene la sensación de que el
tiempo se para a su paso. Más mundano es el Parque de las
Furnas, con instalaciones como una piscina termal, campo de
golf o pistas de tenis.
Cetáceos
La naturaleza salvaje también tiene su
reflejo en el medio marino. Entre una rica variedad de
especies destacan cachalotes, delfines y ballenas.
Estas últimas, base de la anciana pesca en
las islas, hoy son admiradas como atractivo turístico.
Son más de una veintena las especies que
se pueden contemplar a bordo de embarcaciones que sirven a
este propósito. Incluso algunas empresas ofrecen entre sus
servicios la posibilidad de nadar junto a los delfines.
Lagunas de las Azores
Por la propia naturaleza volcánica de
las Azores, hay un paraje característico en el que el
agua se muestra tierra adentro. Son las lagunas,
abundantes en Sao Miguel. Uno de los mejores ejemplos es
la imponente Caldera de las Siete Ciudades, con su
amplio cráter de 12 km de perímetro.
En el interior del cráter se encuentra
un pueblo que refleja bien la arquitectura popular
isleña, así como la Laguna de Santiago.
Mágicas son la Laguna Verde y la
Laguna Azul, santuarios de tranquilidad, cuya diferente
coloración explica una leyenda sobre las lágrimas
vertidas por una princesa y un pastor cuyo amor era
imposible.
La Laguna de Fuego se ubica en el
cráter de un extinto volcán y cuenta con una playa de
aguas cristalinas. Todos estos parajes lagunares son
lugares para explorar buscando las mejores vistas de
jardines y arboledas y un agradable colorido sobre
verdes colchones.
Viñedos de Pico
En la parte central de las Azores se halla
Pico, una de las islas más carismáticas, que se yergue hacia
las alturas a través de la montaña más alta de Portugal.
La belleza de esta cota rodeada de nubes se
aprecia desde lejos pero sólo adentrándose en ella se
descubren sus pueblos que conjugan la esencia montañesa y su
pasado ballenero.
Aunque si algo llama la atención de la
forma de vida en la isla son los viñedos cultivados gracias
a un tesón de quinientos años.
Y es que parece mentira como se ha logrado
transformar el baldío suelo de roca volcánica en un generoso
campo de cultivo donde caben viñas y huertas de frutales. No
en vano este peculiar paisaje de viña está declarado
Patrimonio de la Humanidad.
Un enorme laberinto pétreo a modo de
casillero a orillas del mar, que protege a las vides de las
inclemencias del viento y retiene el calor del sol. De esta
prodigiosa labor de infraestructura nace el dulce Verdelho,
cuyas bodegas también habrá que visitar.
Gastronomía
La gastronomía de las Azores no podía
estar sino dominada por el mar. Como en Galicia, los
mariscos son lo más sabroso de sus mesas. El más famoso
es el ‘cavaco’, junto a ciertas clases de percebes y
lapas.
Sabrosos también son sus pescados, que
se sirven a la parrilla y en calderetas, siendo el pulpo
guisado otra de las especialidades típicas. No en vano
algunas de las especies de pescados y mariscos de las
islas son únicas en Portugal.
La carne más famosa en Terceira es la
‘alcatra’ de los cuartos traseros del animal. Común a
las islas es la receta de verduras con longaniza, la
excelencia de sus quesos, entre los que sobresale el de
San Jorge o la dulce piña de las Azores.
También merecen mención vinos como el
'Verdelho' de los hermosos viñedos de Pico y el de
Biscoitos, en la isla Terceira. Por último cabe hablar
de postres como la 'massa sovada' o las quesadas de
Graciosa.
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