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Para disfrutar de un chapuzón sin cloro ni productos químicos, y viajar a entornos salvajes sin necesidad de recorrer miles de kilómetros, la geografía española está jalonada de increíbles piscinas naturales gratuitas o al abasto de todo el mundo.
Enclavadas en parajes de ensueño, estas bellísimas charcas propician, además, la construcción de paraísos ecológicos privados.
Con la ayuda de las nuevas tecnologías, lo último es diseñar entornos acuáticos naturalizados en nuestra propia casa. Biopiscinas en las que el agua se purifica, como en un lago, con plantas y filtros de grava. ¿Te apuntas a lo natural?
Como saben los que me conocen, la naturaleza salvaje y acuática es la que más me relaja. Aunque puedo tranquilizarme paseando por un bosque o mirando una puesta de sol, lo que más libera del estrés es estar junto a un lago o pasear por una playa poco concurrida y a la luz de la luna. Y no solo me ocurre a mí, sino a la mayoría de la población. Lo han comprobado en la Universidad de Essex, en Reino Unido.
Tras analizar a más de 1.200 personas, los científicos constataron que el estar rodeado de verde es siempre positivo en la salud mental y física de las personas. En ambientes naturales, la presión arterial y la tensión muscular disminuyen, pero el efecto se incrementa cuando el paisaje incluye agua. Y el impacto es, además, inmediato. Al parecer, bastan cinco minutos en una playa para sentir los beneficios de la naturaleza en nuestro cuerpo y en nuestra mente. ¿Será verdad?, me preguntaba.
Como este año no tengo posibilidad de irme al Caribe, se ha incrementado mi amor por las piscinas sin cloro (que es lo más parecido a una playa de agua pura que tengo a mano): ¿puedo disfrutar de la naturaleza indómita del océano con breves incursiones en piscinas naturales? ¿Puede un chapuzón en una biopiscina trasladarme a un lugar paradisiaco, aunque solo me haya alejado unos metros de casa? Y dicho y hecho.
Dispuesta a conseguir que lo acuático forme parte de mi vida este verano, he pergeñado una serie de escapadas de fin de semana a mis piscinas naturales preferidas en España y hasta me he interesado por saber cómo construir una biopiscina (o naturalizar la existente) para obtener la sensación de estar en un lago.
Con el deseo de disfrutar de un verano salvaje y lo más eco posible, este año apuesto por las piscinas naturales y naturalizadas made in España.
Mis piscinas naturales preferidas en España son:
1. Arenas de San Pedro, Ávila. En la Sierra de Gredos, Las Arenas tienen dos piscinas naturales que me encantan. Suelen estar bastante concurridas, pero sus aguas están excepcionalmente frías porque proceden del deshielo y, además, son tan cristalinas que puedes ver hasta truchas mientras te bañas.
Para huir del gentío, mi secreto es seguir el cauce del río Arenal y extasiarme con los agradables saltos de agua.
2. Cala Bramant, Llançà (Girona).
Es como un útero. Unas impresionantes rocas
verticales de 10 metros de altura conforman un óvalo protector
que te aíslan del exterior. Estamos en la Costa Brava, pero no
lo parece.
No se ven pinos. Solo
agua y piedras. Es como una isla. Un rincón salvaje al que se
llega caminando. Conocido como la Cala de los Enamorador, el
lugar ofrece arena gruesa y cierto oleaje
cuando sopla la tramontana.
3.El Charco Azul, Islas Canarias.
Entre la Playa Blanca y Las Salinas de Janubio, se suceden diferentes charcas de aguas cristalinas y saladas que roban el corazón (y lo que se tercie).
Se trata de piscinas
alimentadas por las mareas, unas más profundas que otras. Mi
preferida es el Charco Azul (El Hierro), que aparece en la
imagen, aunque El Cotillo-La Oliva (Fuerteventura) también es
una delicia.
4. Paraje de las Chorreras, Cuenca.
Las cascadas o "chorreras" de agua que se pueden contemplar a lo
largo del río Cabriel, uno de los más limpios de toda Europa, ha
dado nombre a este delicioso paraje entre Enguídanos y Villora.
Parece un lugar de cuento,
gracias a sus saltos de agua y esas piscinas o pozas de color
esmeralda. Como curiosidad apuntar que el acceso se realiza a
través de la residencia abandonada de la Central Hidroeléctrica
Lucas de Urquijo.
Las pozas que aparecen en la imagen son uno de los secretos más antiguos de Cataluña. Están ubicadas en un balneario.
Escondido entre la Sierra de Pàndols y
la Serra de Cavalls, se encuentra el que fue uno de los centros
termales de peregrinaje a mediados del siglo XIX: la Fontcalda.
El nombre se debe a la fuente termal de agua cálida ubicada en el río Canaletes. Pues justo donde este río se estrecha por un cañón, surge esta serie de piscinas naturales que parecen como excavadas en la roca.
6.Fuentes del Algar, Alicante.
Muy cerca de Benidorm, se encuentra este lugar recóndito y encantador pero donde la aglomeración está casi asegurada.
Declarado como Zona Húmeda Protegida, el recorrido por las
Fuentes del Algar forma de un tour turístico de un kilómetro y
medio en que contemplar una sucesión de diferentes paraísos
acuáticos que siguen el cauce del río Agar ("cueva" en árabe).
El espectáculo es único y vale la
pena. Por
el modelado kárstico de las rocas calizas,
por las espectaculares cascadas, por los manantiales y, por
supuesto, por los “tolls”. Estos remansos de agua pura y
cristalina son ideales para tomar un refrescante baño.
7.Garganta de los Infiernos, Cáceres.
Eso sí, para disfrutarlas hay que caminar un
poco.
El acceso a la Garganta de los Infiernos pasa por recorrer un sendero de casi 3 kilómetros.
8.Gulpiyuri, Asturias.
Es un paraje mágico. Una pequeña playa triangular de unos 50 metros donde el agua salada se filtra por entre rocas calizas escarpadas que ocultan el horizonte. El Cantábrico está apenas a cinco minutos, pero no se ve.
El roquedal cierra las vistas.
Y los prados y campos de labranza que envuelven el agua, y que
hay que atravesar para llegar, te crean la sensación de que has
descubierto un oasis.
9. Lagunas de Ruidera, entre Albacete y Ciudad Real.
Parafraseando A Miguel de Cervantes, solo diré que hay un lugar en La Mancha de cuyo nombre no puedo olvidarme: El Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
Se trata de un conjunto de 15
lagunas, junto al embalse de Peñarroya, conectadas unas con
otras a través de cascadas y arroyuelos. Un oasis entre las
provincias de Albacete y Ciudad Real declarado como Parque
Natural.
La formación de cascadas y saltos entre los “remansos” es debida a la roca caliza disuelta por el agua y cargada de carbonato de calcio. Una parada obligada.
10. "Presillas" de Rascafría, Madrid (España)
Conocidas como Las Presillas, las tres piscinas naturales de Rascafría en el cauce del río Lozoya son casi una cita obligada para muchos madrileños en verano.
Los motivos son evidentes:
mientras te bañas gozas de unas espectaculares vistas del Pico
Peñalara y a las amplias praderas verdes.
Estamos en el Valle de El Paular. ¿Otros alicientes? Una cascada sorprendente, un monasterio y una zona recreativa ideal para cuando vas con amigos a celebrar un picnic.
11. Punta de Sa Pedrera, Ibiza.
Uno de los grandes tesoros de la isla ibicenca. La formación
rocosa de Sa Pedrera, conocida también como Atlantis, ha
generado unas impresionantes piscinas naturales, totalmente
protegidas de las miradas.
Durante años, han permanecido ocultas y secretas, quizás por su
difícil acceso. Para llegar hay que atravesar caminos de
tierras, un bosque y hasta unas dunas de arena.
Pero durante esta pequeña odisea se puede disfrutar de una galería de arte única: un paisaje abstracto que el mar y la gente ha ido esculpiendo en las canteras de Marés que lo conforman. El lugar es mágico.
A las orillas del río Miño, pero solo a diez minutos del centro, Ourense ofrece un circuito termal al aire libre en plena naturaleza.
Aunque algunos de sus recintos
son privados, otros son de acceso libre. Mis preferidos son:
las pozas de A Chavasqueira (en la imagen),
Muiño da Veiga o las Pozas de Outariz.
Se trata de áreas termales donde el agua mana a temperaturas superiores a los 60ºC. Son bicarbonatadas, sulfuradas, sódicas, fluoradas y de mineralización media. Ideales para curas antiestrés.
13. Toll del Vidre, Tarragona.
En el Parque Natural de Els Ports, y cerca de Arnes, se encuentra uno de mis rincones paradisiacos favoritos: el Toll del Vidre. Por cercanía y por belleza, suelo recalar a menudo en esta piscina natural.
Formada en la roca calcárea del río Algars, la poza es grande y profunda y está coronada por una pequeña cascada y una fuente de agua natural. Una delicia que es de fácil acceso tanto en coche como en bicicleta de montaña.
Las piscinas naturalizadas que más me han impactado:
14. Esta escultura de agua
Me recuerda el Gran Agujero Azul (Great Blue Hole) de la costa de Belice en el Mar Caribe (foto inferior).
¿Fue esta la inspiración de esta piscina naturalizada? "El propósito, apuntan los propietarios, fue dialogar con la arquitectura espectacular y depurada de la casa, pero crear un jardín acuático sostenible".
Por eso se concibe como una escultura ecológica y funcional. No es sólo una lámina de agua elíptica que atrae todas las miradas y refleja la luz y el paisaje.
Se trata de un estanque de alto impacto que funciona como un mirador y, sobre todo, como una zona de baño biológica gracias al sistema de autolimpieza natural Teichmesister, distribuido en España por Aragrup. Situada fuera de la piscina, pero anexa a ésta, hay una zona de filtración de gravas y plantas acuáticas que elimina las sustancias contaminantes y garantiza un agua saludable y cristalina sin productos químicos. Para sentirse como en un lago.
15. Un estanque naturalizador.
Para reciclar una piscina
tradicional en un lago, se ha creado un estanque-jardín de
filtración biológica anexo, donde se reconduce el agua de la
zona de baño para su autolimpieza. Las plantas acuáticas y las
gravas se encargan de depurar el agua de forma natural. Y una
vez el agua oxigenada, se reconduce a la zona de nado (léase
piscina).
¿Qué son las piscinas naturalizadas?
Se trata de piscinas en la que tienes la sensación de estar en un lago, porque el agua es totalmente natural y cristalina. Ni el cloro ni los productos químicos tienen cabida.
Esto se logra gracias a
un sistema de depuración que reproduce la biología acuática de
un estanque, con gravas y plantas que limpian el agua, para
prescindir, así, de tratamientos químicos posteriores. La
técnica es revolucionaria, pero no novedosa. En Austria y
Alemania triunfa desde hace más de 15 años.
¿Dónde acudir para construir una piscina naturalizada?
Aunque
en España, el mercado de las biopiscinas es reciente, hay varias
firmas especializadas en este tipo de láminas de agua, como Aragrup, Life
Design,
Abpaisajismo,
Jardineria Bordas, Biostyle,
Projectes d'aigua o
Quarta
Natura. Para saber más acerca de estas empresas y de estas
piscinas, podéis contactar con el
Grupo Ibérico de Aguas de Baño Naturalizadas.
Tipología de una biopiscina.
Más que una piscina, son dos. O una con dos zonas: una de baño y otra de filtración o depuración, totalmente independientes pero anexas y conectadas por una tubería, y con un sistema de bombeo que pone el agua en circulación.
La zona de baño o de uso suele ser más profunda que una piscina convencional, pero no tiene ni plantas ni peces. La zona de filtración, o donde se conduce el agua para purificarse, concentra el jardín acuático.
Se trata de una especie de
estanque poco profundo, con un filtro de grava y plantas
acuáticas que limpian el agua de forma natural, para después
bombearla a la zona de baño. Las plantas más habituales son
juncos, jacintos, hidrocaris, nenúfares y lentejas de agua.
Medidas.
Se recomienda una zona de nado grande (a partir de 25-40m2) y profunda (unos 2 metros). Pero el tamaño del área de filtrado depende del diseño. Si es totalmente natural debe ser igual que la zona de nado. Pero si se recurre a un sistema tecnificado, como el Aqua Superton de Teichmeister, con plantas y gravas controladas, puede ser solo del 20% del tamaño del área de nado.
En cuanto a la impermeabilización, puede usarse desde morteros de cal a láminas de polipropileno verdes y azules, pero sin biocidas.
¿Cuánto cuesta? El precio de una piscina naturalizada suele iniciarse en los 18.000 €. Pero el coste y el tiempo de mantenimiento es mucho menor que una piscina tradicional, porque no hay que adquirir ni aplicar productos químicos para su limpieza y desinfección. Ni tampoco cambiar el agua.
Basta reponer el líquido que se evapora, cuidar las plantas acuáticas y aspirar los sedimentos del estanque unas tres veces al año. Este proceso, además, puede automatizarse.