Restaurantes a la luz de las velas

No hay que esperar hasta el día de San Valentín para celebrar una cena romántica con tu pareja. Cualquier ocasión es buena para disfrutar de una velada sólo para dos en un restaurante íntimo.

Desde aquí, te proponemos algunos locales estupendos para una cena a la luz de las velas, con magníficas vistas y las mejores cartas. Otra opción es una escapada de fin de semana para evadirte del trabajo diario y dedicarte en cuerpo y alma a tu pareja.

En Madrid hay muchos restaurantes románticos. La Tasquita de Enfrente (Galardonado con 2 Soles Repsol), es uno de los más selectos. Es un acogedor restaurante con sólo ocho mesas y una cuidada decoración. Su carta ofrece productos de mercado con una magnífica elaboración y un toque de modernidad. Revuelto de morcilla con calabaza, raya a la mantequilla negra, cecina de ciervo con crema de aguacate o pichón de Bresse en su jugo son algunas de las especialidades de este local situado en la madrileña calle de la Ballesta.

El origen de La Tasquita de Enfrente se remonta a la década de los años sesenta, cuando abrió sus puertas con Serafín López al frente. Tras fallecer, el restaurante cerró hasta que uno de sus hijos, Juanjo López decidió abandonar su puesto como directivo de una empresa de seguros para retomar el sueño de su padre.

Después de 30 años de historia, el restaurante Sacha (Galardonado con 2 Soles Repsol) sigue siendo un referente en la oferta gastronómica madrileña. Tanto su decoración como su cocina han evolucionado con el paso de los años. Su reducida carta es variada y muy moderna, dejando ver sus orígenes gallegos y vascos. Su ambiente propicia una cena íntima en pareja y, ahora en verano, su terraza anima a disfrutar de una velada al aire libre.

Con sólo 4 mesas, Genoveva de Barri, es uno de los restaurantes más exclusivos e íntimos donde disfrutar de una magnífica cocina tradicional pero modernizada con influencia francesa e internacional. Este pequeño bistrot ofrece una cuidada carta en la que destaca el revuelto de setas y bogavante o steak tartar.

El huerto de Juan Ranas es uno de los lugares más especiales del Albayzín granadino. Está situado bajo el Mirador de San Nicolás, por lo que ofrece las mejores vistas de todo el Albayzín y desde su comedor y terrazas se puede ver La Alhambra. Pero aparte de sus vistas, la decoración de su sala está cuidada hasta el último detalle. Su cocina posee influencias árabes y mediterráneas, y de su carta destaca el aromático couscous.

En la localidad malagueña de Marbella está la urbanización La Virginia, donde encontramos uno de los rincones más exquisitos para disfrutar de una cena romántica inolvidable.

El restaurante La Virginia abrió sus puertas en 1972 y desde entonces conserva su mismo espíritu. Domina el empleo de las materias primas de calidad y ofrece una carta con influencia belga con muy pocos cambios. Entre las sugerencias, destaca el crêepe de cebolla caramelizada, el paté de sardinas o el arroz basmati con setas troceadas y una loncha de foie. Además de la carta, la estrella del restaurante es su bonita terraza a la luz de las velas y rodeada de casas y una frondosa vegetación.

En Barcelona, la oferta gastronómica es muy variada y podemos encontrar excelentes propuestas donde pasar una velada romántica. Semproniana es uno de estos restaurantes altamente recomendables por la creatividad del interiorismo y la cocina imaginativa.

Entre sus especialidades destacan las ensaladas, canelones de butifarra negra con salsa blanca de parmesano, tartar de langostinos o magret de pato.

Sin salir de la Ciudad Condal podemos disfrutar de una cena íntima en Tram-Tram, un restaurante familiar basado en las recetas tradicionales pero perfeccionadas y modernizadas en sus presentaciones, ofrecen lo mejor de la gastronomía catalana en un ambiente sofisticado y vanguardista.

Entre el Paseo de Gràcia y la Avenida Diagonal se encuentra el restaurante Toc de Gràcia, donde degustar una cocina mediterránea en un espacio elegante y acogedor.

En Bilbao, Baita Gaminiz, muy cerca del Museo Guggenheim, es el tercer restaurante de Aitor Elizegi, después de abrir el restaurante Gaminiz de su Plentzia natal y otro en el Parque Tecnológico de Zamudio, con el mismo nombre. Un rincón para perderse y disfrutar de una cena a la luz de las velas.

En el barrio de Gros de San Sebastián, Andra Mari ofrece un exquisito recetario que combina tradición e innovación, es decir, la cocina vasca de siempre pero con una presentación vanguardista. Aparte de un menú degustación, entre las sugerencias del chef destaca el lomo de ciervo al Oporto, la ensalada de marisco o el hojaldre caliente relleno de setas y gambas.