Primera mañana
9.30 h - El alma de la ciudad
Una escapada de dos días por Barcelona
debe empezar con una buena vista panorámica de la ciudad.
Una de las mejores, situada en el centro "moderno" de la
ciudad, en el barrio de l’Eixample de Barcelona, es la que
se obtiene desde la Casa Milà, también conocida como La
Pedrera.
Este es el mejor ejemplo para saber qué es
un edificio de viviendas de estilo modernista. Esta joya
arquitectónica fue diseñada por Gaudí durante la primera
mitad del siglo XX, pero hoy día aún nos deja con la boca
abierta por su originalidad.
Allí podremos matar dos pájaros de un
tiro: conoceremos de cerca una de las obras más importantes
del artista y disfrutaremos del paisaje urbano desde una
perspectiva diferente y desconocida para el visitante.
Además, si vamos a primera hora, evitaremos las colas de
visitantes que se forman a la entrada y nos cundirá mucho
más la jornada.
11.30 h - Esencia del Modernismo
Después de La Pedrera, podremos
impregnarnos de la tradicional pasión barcelonesa por el
diseño, que ya viene de lejos. En muchos lugares de la
ciudad, encontramos edificios de estilo modernista.
Éste era el estilo preferido de la
burguesía de principios del siglo XX. Dejando aparte la joya
de la corona, que es el templo de la Sagrada
Familia –de
visita obligada en pleno Eixample barcelonés–, no nos
podemos perder la popularmente conocida como la Manzana de
la Discordia con la Casa
Amatller, la
Casa Batlló,
etcétera.
Este tramo de Passeig de Gràcia,
comprendido entre las calles de Consell de Cent y Aragó, es
una exposición única de arquitectura modernista catalana a
escala 1:1 concentrada en pocos metros.
La otra gran obra modernista de la ciudad, también creada
por Gaudí, es el Park
Güell.
Queda lejos del centro, pero se trata de un lugar único en
el mundo y merece darse un paseo hasta allí. En cualquier
caso cogiendo la combinación de autobuses 16 (Pg. de Gràcia
/ Mallorca) y 31 nos llevarán hasta allí en unos 25 minutos.
12.30 h- Un toque de buen gusto
Tras disfrutar de las joyas
arquitectónicas que posee el Passeig de Gràcia, ahora puede
ser un buen momento para ver las “maravillas” que nos
ofrecen sus tiendas. En esta misma calle y sus
alrededores encontraremos las mejores tiendas de la ciudad
en moda y marcas. Un paseo entrando en algunas de ellas
y concedernos un capricho no estará de más.
Otra opción, también, con un punto de
sofisticación y curiosidad será acercarnos hasta el número
39 de Passeig de Gràcia, donde encontraremos el Museo
del Perfume.
Se trata de una delicatesen muy poco conocida que bien
merece una pequeña parada.
Y para acabar con otra opción alternativa
podemos ver uno de los mejores patios interiores del barrio
del Eixample en la tienda Vinçon.
Seguramente es una de las tiendas que más se identifica con
la cultura del diseño que se asocia internacionalmente a
Barcelona. En ella, encontraremos espectaculares objetos de
autor para un regalo original.
Primera tarde
14.00 h - Mucho más que mercados
Al final de Passeig de Gràcia, en
dirección al mar, y ya entrando de lleno en la famosa Rambla
de Canaletes en el distrito de Ciutat Vella, podremos
visitar algo sorprendente.
Se trata de dos mercados que son dos
joyas, tanto por sus tiendas como por su ambiente y diseño.
Aquí deberemos tomar una decisión: desviarnos hacia el
mercado de San José, más conocido como la
Boquería,
o bien optar por el de Santa
Caterina,
justo al lado de la Catedral, en el Barrio de la Ribera.
El primero es famoso por su colorismo y
por una oferta que abarca desde las peras de Lérida hasta
las hormigas fritas de África. En él podemos buscar la barra
del bar Pinocho, con una selección de tapas originales y
extraordinarias a las que es asiduo el afamado chef catalán
Ferran Adrià. Comer allí es una experiencia inolvidable.
El mercado de Santa Caterina, por su
parte, exhibe un espectacular techo vanguardista del
estudio Miralles/Tagliabue. De hecho fue el primer mercado
cubierto de la ciudad. De ello, hace ya más de 160 años. En
su interior esconde el moderno y reconocido restaurante Cuines,
para comer sin prisas.
En cambio, si preferimos comer con menos
agobios de los que puede ofrecer el interior de un mercado
como estos, en continua ebullición, podemos visitar el Senyor
Perellada (Recomendado
por Guía Repsol), Ca
l’Isidre (Dos
Soles Repsol) o el Shunka
(Recomendado por Guía Repsol), una de las mejores barras de
Sushi de Barcelona. Cualquiera que sea la elección dará fe
del nivel gastronómico de la ciudad.
16.00 h - La Barcelona romana
Después de un merecido descanso y una
buena comida, lo ideal es ponerse de nuevo en marcha para
seguir descubriendo la ciudad. Ya sea viniendo desde la
Rambla o desde la vía Augusta, la tarde la dedicaremos a la
Barcelona medieval y romana. Lo mejor es perdernos por
calles con nombre de antiguos gremios, como la calle
Llibreteria, Comerç, etc., donde encontraremos tiendas de
segunda mano, anticuarios…
Aquí se ubica la
Catedral de Barcelona,
en pleno Barrio Gótico. Justo detrás de la catedral
encontramos una pequeña y estrecha calle llamada Paradís.
Allí descubriremos una curiosidad que
incluso muchos barceloneses desconocen y es que, en el
edificio que aloja el Centre
Excursionista de Catalunya,
se ocultan los restos del templo de Augusto. En este lugar,
además, se puede ver la placa que señala el lugar exacto
donde los romanos fundaron la ciudad. A pesar de tratarse de
una entidad privada, podremos acceder sin problemas
al edificio.
18.00 h - Shopping alternativo por
el Born
Tras este hallazgo fundacional, no podemos
acabar la jornada sin conocer uno de los barrios
más desconocidos para los visitantes. Se trata del barrio
del Born, donde destaca la bella basílica de Santa
María del Mar,
en la que se inspiró el best seller La Catedral del Mar.
Visitándola reconoceremos varios pasajes de esta novela de
éxito.
Desde hace una década, el Born, situado a
10 minutos de La Catedral bajando por la calle Argenteria,
se ha convertido en uno de los barrios más in de la
ciudad. Allí, apuraremos la tarde entre sus tiendas de moda
alternativa y de diseñadores a la última.
Muchas de estas tiendas están instaladas
en edificios góticos o museos que ocupan antiguos palacios,
como el de Picasso
o el de indumentaria. A veces, nos costará saber qué resulta
más bonito, si la tienda, la ropa o los artículos que se
ofrecen...
20.30 h - Cena y copas en
territorio bohemio
La jornada ha sido espectacular, pero
también larga y agotadora, por eso una gran opción es
quedarse por el barrio para tomar un aperitivo y una cena
diferente. Y es que el Born, cuando las tiendas cierran
y las luces de las farolas se encienden, cambia por
completo. Se convierte en un lugar bohemio, con encanto, con
artistas y modelos que salen vestidos a la última. Aquí hay
varios locales donde se pueden tomar unas buenas tapas, como
el Taller
de Tapas (calle
Argenteria, 51) o el Golfo de Bizcaia (calle Vidriera, 12).
También encontraremos algunos lugares
emblemáticos, como el Xampanyet, en el número 22 de la calle
Montcada. Para cenas más formales, en el Comerç
24 disfrutaremos
de una excelente cocina de autor, y el Espaisucre (recomendado
por Repsol) nos sorprenderá absolutamente, ya que es el
único restaurante de postres del mundo. Pero no temamos,
cenaremos de maravilla.
Más tarde, en el Born se empezarán a subir
las persianas de los locales para alargar la noche. En
el mismo Passeig del Born, encontraremos numerosos bares,
como el Miramelindo (en el número 15, un lugar perfecto para
saborear mojitos y caipiriñas) o El Copetín (en el número
18). A pocos metros, en la calle Marquès de l’Argentera
número 27, está el Diobar; uno de los clubs de música negra
más cool de Barcelona.
En el Passeig Picasso número 40, se
encuentra la famosa discoteca Magic Rock, para roqueros
incondicionales. Todos ellos nos permitirán disfrutar de la
noche hasta que el cuerpo aguante.
Segunda mañana
09.30 h - Mirando al mar
Barcelona se abrió al mar con los Juegos
Olímpicos y debemos sacarle partido durante nuestra
segunda jornada. Para empezar, tomamos la clásica golondrina (el
tradicional barco turístico de la ciudad) en el Port de la
Pau. Las taquillas se encuentran a los pies de la estatua de
Colón (que no señala a América, como cualquiera pudiera
pensar, sino hacia Madagascar).
Desde allí navegaremos hasta la escollera
para obtener una vista alternativa de la fachada marítima:
Barcelona vista desde el mar. Esta imagen es muy poco
habitual para un visitante que debuta en la ciudad, pero es
una cita obligada para cualquier barcelonés que se precie de
serlo. Hay embarcaciones que viajan hasta el rompeolas,
mientras que otras permiten apreciar el perfil del Puerto
Olímpico y las torres Mapfre.
11.30 h – Del Maremagnum a la
Barceloneta
La Golondrina nos volverá a dejar al pie
de Colón. Partiendo desde allí, justo al lado, abordaremos
una joya de la arquitectura: el puente del Maremagnum. Este
es uno de los dos puentes levadizos (junto con el del puerto
de Valencia) que existen en España.
Por lo tanto, antes de atravesarlo,
deberemos asegurarnos de que el semáforo esté en verde. Este
puente nos dejará en el Maremagnum, uno de los centros
comerciales y de ocio más importantes de la ciudad. Es un
lugar muy interesante para ir de compras. Al estar
ubicado en puerto franco, muchos artículos no pagan
aranceles y son más baratos.
En cambio, si las compras no son lo
nuestro, podemos aprovechar para visitar el Museo
Marítimo de Barcelona,
en Drassanes. Allí, nos sorprenderemos con la exposición de
las mil y una embarcaciones que se han utilizado para
navegar por el Mediterráneo en los últimos 500 años.
Sea cual sea la elección que hayamos
tomado, al acabar deberemos dirigirnos hacia uno de los
barrios más emblemáticos de Barcelona: la Barceloneta. Desde
el Maremagnum es un paseo de unos 10 minutos por el Moll de
la Fusta (la parte antigua del puerto de Barcelona) y
siempre dirección mar. Allí nos pondremos en contacto con
uno de los tesoros naturales de esta ciudad: sus playas (San
Sebastián, El Bogatell, Mar Bella, Nueva Icaria,
Barceloneta, etcétera).
En invierno, con mucha menos gente, se
transforman en un lugar de encuentro tranquilo. Aquí se
practican los deportes de playa y de agua, y por supuesto,
se toman los clásicos almuerzos o aperitivos en los
chiringuitos a pocos metros del mar, con la luz y el sol
del invierno. Es recomendable pararse en el Goa Beach Club,
en la playa de San Sebastián, donde se rodó una secuencia de
la película Vicky, Cristina, Barcelona.
Segunda
tarde
13.30 h - Del mar al cielo
A estas horas, el hambre aprieta y es hora
de tomar decisiones importantes, como la de empezar a
tomar posiciones para comer. Para ello, y partiendo de la
Barceloneta, tenemos varias opciones. La más cómoda es la de
saborear un buen arroz en cualquiera de los restaurantes que
bordean las playas, especialmente en la Barceloneta y en el Puerto
Olímpico.
Ofrecen muy buena comida marinera en Can
Majó (Arroz
caldoso espectacular) y también en Casa Solé (calle Sant
Carles, 4), fundada en 1903 y famosa por sus arroces y por
ser una de las preferidas de Manuel Vázquez Montalbán.
También destacan Els
pescadors (Recomendado
por Guía Repsol) y Lluçanes (galardonado
con un Sol Repsol) donde podremos probar el tradicional Mar
y Montaña catalán.
Otra opción, más espectacular pero menos
habitual, es la de subir a la montaña de Montjuïc con el funicular y
disfrutar de una comida con panorámica de la ciudad desde el
restaurante Torre
de alta mar;
No lo podremos olvidar nunca.
17.00 h - La montaña mágica
Justo detrás del castillo
de Montjuïc,
al lado de las Piscinas Picornell, encontraremos una
terraza especial. Se trata de El
Xalet,
un chill out entre pinos, ideal para disfrutar del aperitivo
o de un café de sobremesa. Para regresar a la ciudad,
podemos hacerlo de una forma original, caminando y
utilizando un sinfín de divertidas escaleras automáticas.
La bajada se nos hará más corta y
agradable mientras descubrimos los rincones de la montaña
mágica. Ya que estamos por allí, recordemos un hito
histórico para la ciudad, dando una vuelta por las
instalaciones olímpicas y el museo que conmemora la
efeméride de 1992, que todavía emociona a quienes la
vivieron en persona o por televisión.
18.00 h - Entre el arte y la
naturaleza
Otros tal vez prefieran aprovechar el
descenso de la montaña dirección hacia la Plaza de España,
para acercarse a algunos de los centros de arte más
importantes de Europa. Destacan, sin duda, la fundación
Joan Miró
y su excelente colección de arte contemporáneo.
Por su parte, el Museo Nacional de Arte
de Cataluña (MNAC)
cuenta con la más completa muestra de arte sacro románico de
Europa. Si viajamos con niños, la Fundación Joan Miró ofrece
además conciertos y actividades infantiles gratuitas todos
los fines de semana.
Mientras vamos de un punto de interés a
otro, pasearemos por una gran selección de parques y
jardines, desde el versallesco que rodea el Palacete Albéniz
hasta el de cactáceas de Costa i Llobera, de lo más completo
a nivel mundial en su especialidad. Como fin de fiesta y
también durante el fin de semana, no hay nada como sentarse
a contemplar las fuentes de Montjuïc, con su danza única de
agua, color y música.
Con este paseo, que saca partido de las
alternativas que nos ofrece la montaña de Montjuïc,
hemos consumido nuestras últimas horas en Barcelona, pero si
hemos bebido agua de la Fuente de Canaletas, como decíamos
al principio, seguro que volveremos.