Atraer la atención de un cliente potencial y
destacar en un mercado bastante saturado no es tarea fácil.
Para alcanzar la diferenciación y convencer a
un público específico, muchos hoteles han optado por adoptar un
tema que se expresa mediante la decoración, el servicio, las
actividades organizadas e incluso en la gastronomía.
Su propuesta va mucho más allá de dormir o
sentirse como en casa; consiste en vivir una estancia diferente,
digna de recordar.
Este modelo de negocio hotelero proviene de
los Estados Unidos, concretamente de Las Vegas, la ciudad de los
casinos y hoteles de cartón piedra que recrean países, culturas,
monumentos y capítulos de la historia ajenos al continente
americano.
En España, la tematización hotelera ha sido
gradual y, desde luego, más discreta y respetuosa con la
tradición, aunque en los últimos años también se han construido
extravagancias hoteleras inspiradas en los parques temáticos de
diversión infantil como los hoteles Sol Milanos-Pingüinos y Sol
Mirlos Tordos, frutos del acuerdo suscrito por la cadena Sol
Melíá y el grupo Warner Bros Consumer Products.
El primero se encuentra en primera línea de la
playa más extensa de Menorca y el segundo, en la bahía Palma
Nova de Mallorca. Ambos recrean en sus espacios comunes las
escenas de los populares dibujos animados de Los Picapiedra y
cuentan con una amplísima oferta de ocio y entretenimiento
infantil, pues obviamente están dirigidos a familias con niños.
Otro ejemplo es el Magic Rock Gardens, un
hotel típico de Benidorm remozado en 2004 con entrada, recepción
y espacios comunes que imitan una gruta de 800 metros cuadrados.
Aún hoy lo siguen llamando el primer hotel temático étnico de
Europa.