Primera mañana
09.00 Un paseo para preparar las
piernas
Comenzamos a descubrir la ciudad bien
temprano, en la Puerta Castillo, que da a la Plaza del
Espolón. Situada al norte de la ciudad antigua, es la única
de las puertas medievales que daban acceso a León que
todavía queda en pie. También se conoce como Arco de la
Cárcel. ¿El motivo? Los dos edificios que vemos a la derecha
de la puerta, la cárcel vieja y la Iglesia de los Descalzos,
que hoy forman el Archivo
Histórico Provincial(Plaza
Puerta Castillo s/n, tel.: 987 244 010). El archivo es de
entrada libre. Para acceder a él, pasamos la Puerta
Castillo, giramos a la derecha y caminamos apenas 20
metros.
Volvemos a pasar por la Puerta Castillo
para tomar la calle de las Carreras, a nuestra derecha.
Doblamos la esquina por la avenida de los Cubos y nos
encontramos ante los torreones de las antiguas murallas
romanas, levantadas entre los siglos i y iv, que son el
mejor recuerdo del origen de la ciudad. León nació del
campamento de la famosa Legio VI Victrix, a la que
posteriormente sucedió la Legio VII Gemina. Al ver la
rotundidad de estas murallas, nos damos cuenta del
sorprendente nivel de los ingenieros militares romanos.
Un tranquilo paseo por la avenida nos
llevará, casi sin darnos cuenta, a la parte posterior de la
catedral, donde destacan los detalles de su arquitectura
gótica. Pero lo mejor es que giremos a la derecha, hasta la
Plaza de Regla, desde donde tendremos una perspectiva
inmejorable sobre el edificio.
10.00 La pulchra leonina
no defrauda
Ante nosotros, presidiendo la explanada,
se encuentra la Catedral
de Santa María,
una de las maravillas del arte gótico. Su vista llenaba de
alegría y daba fuerzas a los peregrinos que hacían parada
obligada en su camino a Santiago de Compostela. Se empezó a
construir en el siglo xiii sobre edificios anteriores, entre
ellos, el palacio real. El rey Ordoño II lo cedió para dar
gracias a Dios por su victoria sobre los musulmanes en San
Esteban de Gormaz. La fachada se puede apreciar en su máximo
esplendor si llegamos cuando los primeros rayos de sol dan
sobre el rosetón central y las dos torres, de 65 y 68 metros
de altura.
En el interior, no podemos hacer nada más
que quedarnos en silencio ante la majestuosidad de los 1.800
metros cuadrados de vidrieras policromadas, de influencia
francesa. En la Edad Media, se usaban como si fueran libros
ilustrados de grandes dimensiones; cabe recordar que casi
toda la población entonces era analfabeta. Tampoco nos
podemos perder una vista insólita desde El sueño de la luz (tel.:
638 479 419): una plataforma de 14 metros de altura que nos
permite observar los detalles de las vidrieras desde una
posición única. La visita guiada dura media hora. Hay que
llamar por teléfono para reservar la entrada ya que, por
motivos de seguridad, solo 25 personas pueden desafiar al
mismo tiempo los 64 escalones que nos llevan hasta la
plataforma.
No nos iremos de la catedral sin rendir
homenaje a la leyenda del topo. Sobre la
Puerta de San Juan, la que se encuentra a la izquierda de
las tres principales que dan acceso al templo, observaremos
lo que parece ser el pellejo de un animal muerto.
¿Sorprendidos? Según cuentan los leoneses, un topo gigante
salía cada noche de su madriguera y destruía la obra de los
canteros y artesanos de la catedral, y por eso tardó tantos
años en ser terminada. Al final, estos le dieron caza y
pusieron su piel sobre la puerta, a modo de escarmiento. Lo
cierto es que las tareas de construcción de la catedral
fueron largas y penosas, con cimientos defectuosos, secuelas
de terremotos, incendios, desprendimientos… Al final, la
ciencia dictaminó que el topo era, en realidad, el caparazón
de una tortuga que llegó a la catedral, pero nadie sabe
cómo.
13.00 Abrir el apetito por el
Barrio Húmedo
Desde la Plaza de la Regla, tomamos la
calle de Mariano Domínguez Berrueta, que surge a la
izquierda de la misma. Esta arteria nos conduce a la Plaza
Mayor en un trayecto de apenas diez minutos. Si no tenemos
prisa, que en León es mala consejera, podemos desviarnos
durante un rato. Pasearemos por calles estrechas y
bulliciosas, dominadas por un ajetreo simpático, que
responden a los nombres de La Paloma, Cardiles, Platerías o
La Plegaria. La plaza respeta la estética tradicional, con
edificios con soportales para guarecerse de la lluvia. La
plaza está presidida por la fachada barroca del antiguo
ayuntamiento. Si llegamos en miércoles o sábado, los puestos
del mercado que ocupan la plaza nos harán ver que estamos en
un lugar con mucho ambiente: el Barrio
Húmedo.
Este barrio es el corazón de la zona de
tapeo de la ciudad. Al parecer, su nombre proviene
precisamente de la proliferación de bares, tascas,
restaurantes y locales de buen comer y mejor beber. Es aquí
donde leoneses y visitantes se pierden tomando chatos con el
apreciado vino de la tierra, acompañado por un surtido casi
infinito de tapas sabrosísimas en cualquier combinación
imaginable. De hecho, esta zona lleva dos mil años haciendo
honor a su fama: aquí se asentaron los mercaderes,
comerciantes y gente de cualquier provecho que seguían a las
legiones romanas.
En la parte sur de la Plaza Mayor, oculta
a la derecha en el comienzo de la calle de Santa Cruz, surge
la humilde calle de Matasietes, por donde pasaremos. No nos
dejemos engañar; al parecer, en 1330, los partidarios del
infante don Juan Manuel, convenientemente regados
en la taberna del tío Joroba, tuvieron un enfrentamiento a
capa y espada con rivales de la facción del rey, Alfonso XI.
El desenlace del encuentro acabó dando nombre a la calle.
Matasietes desemboca en el corazón del
Barrio Húmedo: la Plaza de San Martín.
Aquí nos veremos desbordados por la oferta, así que tenemos
dos opciones: preguntar a algún lugareño o aventurarnos
siguiendo nuestro instinto y nuestro apetito. En la misma
plaza están La Bicha (tel.: 987 256 518), el mejor sitio
para pedir una tapa de morcilla, y El Rebote, reconocido por
sus croquetas. Justo enfrente de la plaza, nace la calle
Carnicerías, donde se sitúa La Gitana, con embutidos de la
tierra. Y si andamos apenas 200 metros hacia la izquierda
desde la plaza, llegamos a la calle Castañones. En el número
2 está El Garbanzo Negro (tel.: 659 014 844), con unas tapas
de garbanzos espectaculares.
Si lo que queremos es sentarnos
cómodamente y que nos sirvan en un local único, una buena
elección es La
Bodega Regia.
Está en la calle Regidores 9-11. Llegaremos a ella si, desde
la Plaza de San Martín, tomamos Azabachería y giramos a la
derecha, por la Plaza del Conde Luna, que desemboca en la
citada calle; se trata de un paseo de diez o quince minutos
hasta un edificio del siglo xvi, donde nos servirán platos
como el pichón estofado o los pimientos del Bierzo.
Primera tarde
16.00 Vamos al Grano
Después de comer, volveremos por nuestros
pasos hasta la Plaza de San Martín. Aquí podemos tomar un café
mientras pensamos en la siguiente parada. Se trata de la
Plaza del Grano, a tres minutos andando por las calles de
Zapaterías y Fernández Cadórniga. Debe su nombre a que aquí
estaba el mercado de los cereales. También se hacían públicas
las medidas oficiales de peso y se pregonaban las ordenanzas
municipales.
En su momento, esta plaza empedrada era la
primera parada de los peregrinos que hacían el Camino de
Santiago. Los peregrinos entraban en la ciudad por la
Puerta de la Moneda, que da nombre a una calle que se abre en el
lado sur de la plaza. En el suelo de la misma podemos apreciar
una placa con la silueta de la antigua puerta.
17.30 Rumbo a San Isidoro
Dejaremos los límites de la ciudad medieval
para volver hacia el centro histórico, una zona prácticamente
peatonal. El recorrido no nos llevará más de diez minutos.
Salimos por la calle de la Rúa, en el lado norte de la Plaza del
Grano, hasta llegar a la calle Ancha, la más famosa de León, y
la más antigua, ya que sigue el trazado de la antigua vía romana
que llevaba desde el río Bernesga hasta el campamento de la
Legio VII Gemina. Haremos un alto para entrar en la Farmacia
Merino (calle Ancha 3; tel.: 987 254 227). Por un momento,
pensaremos que el tiempo se ha detenido en el año de su
fundación, 1827: adornos de mármol en el escaparate, estanterías
de nogal, techo artesonado de inspiración mudéjar… Y sigue
abierta más de siglo y medio después.
Al otro lado de la calle Ancha nos espera la
calle del Cid, ya en el Barrio Romántico. Al
final de la misma, nos encontramos con otro monumento
espectacular: la Real Colegiata
de San Isidoro,
del siglo xiii. Abre de 10 a 13.30 h, y de 16 a 18.30 h, y los
domingos y festivos, sólo por las mañanas. En julio y agosto
amplía una hora la entrada.
Bajo ningún concepto podemos perdernos la
visita al panteón de los primeros reyes de León. Si miramos al
techo, nos quedaremos boquiabiertos. Ante nuestros ojos aparecen
unos frescos espectaculares, llenos de color y fuerza, que
representan pasajes de la Biblia y aspectos de la vida cotidiana
de la época. Se le llama la Capilla Sixtina del románico, y con
razón.
19.00 De visita a Gaudí
A la salida, iremos a la derecha por Ramón y
Cajal, en dirección a la Plaza de Santo Domingo, a unos 400
metros. Al llegar allí, nos llamarán la atención dos edificios
singulares. Uno es la Casa de Botines, encargo
de una importante empresa textil de finales del siglo xix al
genial Antoni Gaudí. El creador de la Sagrada Familia se
encontraba en la cercana Astorga, trabajando en el Palacio
Episcopal, por lo que aceptó el proyecto. Su llamativo exterior
modernista de piedra caliza está presidido por la imagen de san
Jorge triunfante sobre el dragón, un homenaje de Gaudí a su
tierra catalana. En la planta baja, además de una sucursal
bancaria, se halla actualmente la Sala
Cultural de la Obra Social de Caja España
(tel.: 987 292 712).
El otro edificio es el
Palacio de los Guzmanes, sede de la diputación y de corte
renacentista. Al igual que la Casa Botines, tiene su entrada por
la Plaza de San Marcelo, pegada a Santo Domingo. La columnata
del patio interior es fantástica.
20.30 Despedimos el día con una
animada velada
Llega la hora de empezar a despedirse de una
intensa jornada. Recomendamos volver a la calle de las Varillas,
cruzar la calle Ancha y tomar la calle que surge justo enfrente.
Se trata de la calle Cervantes, una zona de mucho ambiente
nocturno. Si preferimos una velada animada, no hay nada como el Gran
Café
(Cervantes 9, tel.: 987 272 301), donde puede que tengamos la
suerte de presenciar un espectáculo de música en directo. La
cervecería La Céltica (enfrente, tel.: 987 230 774) es otro
clásico de la noche leonesa. No puede faltar, a modo de “buenas
noches”, un paseo por la Plaza de Regla para contemplar la
fachada iluminada de la Catedral.
Segunda mañana
10.00 Puerta a la modernidad
En esta segunda jornada nos dedicaremos a
descubrir la cara más moderna de León. Visitaremos una de las
zonas con más impulso de la ciudad, las Eras de Renueva, al lado
del cauce del río Bernesga. Su eje principal es la avenida de
los Reyes Leoneses. Empezaremos con una visita al Museo
de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC)
(avenida de los Reyes Leoneses 24, tel.: 987 090 000). Lo
primero que llama la atención es su colorista, impactante y
original fachada; un homenaje de los arquitectos Luís Mansilla y
Emilio Tuñón a las vidrieras de la catedral. El acceso es
gratuito y acoge exposiciones rompedoras, que anuncian las
vanguardias del siglo xxi.
11.00 Arquitectura del siglo XXI
Siguiendo por la avenida de los Reyes
Católicos en dirección al centro, nos damos cuenta de la apuesta
que ha hecho León por la arquitectura como seña de su moderna
identidad. Es un agradable paseo de un kilómetro por una avenida
ancha y tranquila. Destacan el flamante Auditorio
(avenida de los Reyes Leoneses 4, tel.: 987 244 663), obra
también de Mansilla y Tuñón, con sus ventanales de travertino
romano de blanco inmaculado, o la sede del Ente
Regional de la Energía
(en el número 11). El Edificio
de Usos Múltiples,
sede administrativa de la Junta de Castilla y León, se halla en
la paralela avenida de los Peregrinos. Y, casi sin darnos
cuenta, habremos llegado a la Plaza de San Marcos.
12.00 Donde siempre se es bienvenido
Este espacio diáfano es la puerta de entrada
al Hostal
de San Marcos(Plaza
de San Marcos 7, tel.: 987 237 300). Estamos ante una obra
maestra de la arquitectura plateresca que transmite una profunda
sensación de energía. Fue monasterio, convento, hospital y
hospicio para los peregrinos que afrontaban las dificultades del
Camino de Santiago. También fue prisión. Francisco de Quevedo
fue su reo más ilustre. Estuvo encarcelado desde diciembre de
1641 hasta junio de 1643. Actualmente, es un confortable parador
nacional.
13.00 Asueto en el parque
Aprovechamos para cruzar el río Bernesga por
el puente peatonal de San Marcos. Al otro lado se encuentra
el Parque de Quevedo, uno de los preferidos por los leoneses.
Dispone de estanque con aves acuáticas sueltas, un pequeño
jardín botánico, zona de juegos infantiles… Puede que hasta nos
tengamos que apartar para dejar el paso a un pavo real.
Segunda tarde
14.00 Parada y fonda
Ya que estamos tan cerca del Parador de San
Marcos, cometeríamos un error si no probáramos la excelente
carta del restaurante Rey Don Sancho (tel.: 987 237 300). Otra
alternativa es desandar nuestros pasos por la avenida de los
Reyes Leoneses para, tras desviarse a la derecha por Alcalde
Pérez de Lima, llegar a la calle de Las Campanillas. En el
número 1 se sitúa el restaurante
Cocinandos(tel.:
987 071 378). En él, los jóvenes chefs Juanjo y Yolanda
demuestran en su menú -que cambian cada cinco o seis días- que
han aprendido bien las lecciones de maestros como Juan
Mari Arzak.
16.00 Encuentro con el río
Reubicados en la Plaza de San Marcos, hay que
decidir la ruta para regresar al centro. La más directa nos
llevaría por la señorial Gran Vía de San Marcos, hasta las
plazas de Santo Domingo y Marcelo. Un trayecto de un kilómetro
en línea recta.
Si disponemos de algo más de tiempo, podemos
bordear el río Bernesga por el Paseo de la Condesa de Sagasta,
algo muy agradable. Este arbolado paseo, junto con el de
Papalaguinda, fue durante muchos años, y todavía lo es, un
escenario perfecto para las parejas de enamorados. También
podemos cruzar el Bernesga por el puente peatonal de San Marcos,
caminar al lado del río hacia la izquierda por el Paseo de
Salamanca y volver a cruzarlo por el puente de la Avenida de
Palencia. En cualquiera de estos dos casos, acabaremos en la
Glorieta de Guzmán el Bueno. En ella se
encuentra la estatua del ilustre leonés que pagó el precio de
sacrificar a su hijo durante la defensa de Tarifa.
17.30 El pulso de la ciudad
Desde Guzmán el Bueno, enfilaremos la avenida
de Ordoño II, el eje de la vida comercial de León; una calle
llena de establecimientos con las mejores marcas en ropa,
complementos, electrónica, muebles, repostería… Es el indicio de
que la capital leonesa se encuentra en un momento de plenitud.
Pero llega el momento de empezar a despedirnos de la ciudad.
Diez minutos más tarde estaremos una vez más en la calle Ancha,
la arteria que regula el ánimo de León. Es el momento de
perderse por sus calles llenas de historia y gentes
hospitalarias.