Primera mañana
10.00 h - Arte con mayúsculas: el
Triángulo del Arte
Hay una gran variedad, cantidad y calidad
en el arte de Madrid, y aunque solo pasemos cuarenta y ocho
horas en la ciudad, no podemos irnos sin haber pisado alguno
de los mejores museos del mundo.
Podríamos empezar nuestra escapada
madrileña acercándonos al Triángulo
del Arte
(Reina
Sofía, Prado y Thyssen).
Dado que visitarlos todos nos será imposible,
concentrémonos, para esta primera visita, en el Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía .
Dentro de este museo, todo es fantástico,
pero debemos tener en cuenta que no nos podemos perder, como
mínimo, la segunda planta. Allí encontraremos el Guernica de
Picasso y una estupenda colección de cuadros de Dalí.
Y aunque salgamos con un buen montón de
imágenes en la cabeza, debemos acordarnos de contemplar los
impresionantes ascensores de cristal y el conjunto del
edificio, obra de los arquitectos José de Hermosilla y
Francesco Sabatini.
12.00 h - Por el Barrio de las
Letras
Tras visitar el Reina Sofía, estaría bien
perdernos por el Barrio
de Las Letras (situado
a escasos cinco minutos de allí) y respirar el Madrid más
intelectual y literario. En sus calles vivieron algunas de
las figuras más relevantes del Siglo de Oro español, como
Quevedo, Góngora o Lope de Vega. También tenían su sede en
la zona varios de los corrales de comedias de aquella época,
de los que ya solo queda el recuerdo. Si finalmente dimos
buena cuenta del museo y necesitamos un respiro, podemos
sentarnos en alguna de las terrazas de la plaza de Santa
Ana, desde la que veremos la fachada del Teatro
Español (uno
de esos antiguos corrales de comedias).
Otra opción es disfrutar de una cañita en
la calle Huertas,
llamada así por la existencia de huertas hasta el siglo XVI.
En esta calle, deberemos ir mirando al suelo, de lo
contrario nos perderemos una de las curiosidades de este
lugar: la calzada está cubierta de citas en prosa y en verso
de autores como Cervantes o Calderón de la Barca. Si las
piernas responden, sigamos caminando que hay mucho por ver y
disfrutar. En esta calle, nos toparemos con una gran
variedad de tiendas que van de lo más tradicional a lo más
vanguardista. Antes de comer, podríamos acercarnos también
al número 87 de la calle Atocha. Allí se encontraba la
imprenta de Juan de la Cuesta, donde se hizo la primera
edición de la primera parte de Don Quijote de La Mancha en
1604, como recuerda una placa conmemorativa en el lugar.
Primera tarde
14.00 h - Cañas y tapeo
Aprovechando que estamos en un barrio
donde hay de todo, lo más sensato sería buscar un buen sitio
y quedarnos a comer. Si queremos ir de tapeo, solo tenemos
que dejarnos caer por la plaza Cánovas del Castillo y entrar
en el Estado
Puro,
donde encontraremos tapas tradicionales de diseño y unas
buenas cañas bien tiradas.
Si en cambio preferimos sentarnos
tranquilamente y disfrutar de un ambiente más recogido,
podemos probar en La
Vaca Verónica (Moratín, 38)
donde nos encandilarán con una carta sin pretensiones pero
llena de platos deliciosos, en especial las mollejas de
ternera.
Para rematar la comida, podríamos ir a la
plaza del Ángel y tomarnos un café en el Café
Central;
un lugar mítico donde llevan más de veinte años realizando
un concierto de jazz diario. Nunca han fallado y la calidad
de los músicos es excelente.
Y ya que estamos por aquí, demos un salto
hasta la vecina calle Atocha y vayamos a ver el Teatro
Häagen-Dazs Calderón,
uno de los edificios más bellos del centro, inaugurado en
1917 con el nombre de Teatro Odeón.
16.00 h - Un “retiro” obligado
Para afrontar lo que nos queda del día,
nada mejor que tomárnoslo con calma y darnos un paseíto
por el El
Retiro,
donde podremos ver una de las pocas estatuas dedicadas al
diablo que hay en el mundo. Es la Fuente del ángel caído,
obra del escultor Ricardo Bellver. La imagen representa el
momento en que Lucifer es expulsado del paraíso y condenado
al infierno, con una serpiente enroscada alrededor de su
cuello. Levantada en 1855, es una de las atracciones de este
pulmón verde situado en pleno centro de Madrid.
En nuestro paseo por el parque será
imposible no reparar en un edificio muy curioso, el Palacio
de Cristal. Fue construido en 1887 con motivo de la
Exposición de las Islas Filipinas y está “inspirado” en el
famoso Crystal Palace de Londres.
En general, estos jardines de El Buen
retiro son ideales para ir con los niños a ver obras de
guiñol, dar un paseo en barca por el estanque, etc.
Precisamente, el estanque de El retiro es uno de los
lugares más emblemáticos de este lugar. Antiguamente,
incluso, existía un escenario en medio del estanque donde se
hacían representaciones de teatro de pequeño formato los
domingos y conciertos de música clásica.
En los alrededores del parque, hay un par
de lugares más de visita obligada: uno, en la salida sur, al
lado del Paseo del Prado, es la calle Claudio de Moyano, más
conocida como la Cuesta de Moyano y famosa por las casetas
de venta de libros que están instaladas junto a la verja del
Jardín Botánico. El otro es la estación de Atocha; la
primera estación ferroviaria de
España en trayectos nacionales, cuyo invernadero interior
nos dejará boquiabiertos.
18.00 h - La ruta más castiza
Saliendo de El Retiro, cogemos la calle
Antonio Maura, la Carrera de San Jerónimo y ponemos rumbo a
la plaza
Mayor.
De camino, disfrutaremos del sabor añejo y castizo de otros
siglos, gracias a los tradicionales comercios que venden
desde peinetas hasta violetas de caramelo. Una vez en la
Plaza Mayor (donde los domingos se montan tenderetes para
coleccionistas de sellos y monedas) no podemos perdernos el
Arco de los Cuchilleros. Quizás esta sea la más famosa de
las nueve puertas de la plaza. Realizada por Juan de
Villanueva, la puerta da acceso a numerosos bares y
restaurantes.
Aunque todavía no sea la hora de cenar,
valdrá la pena que reparemos en el restaurante el Sobrino
de Botín,
fundado en 1725. Un restaurante, que más allá de su calidad
gastronómica, es famoso porque figura en el Libro Guinness
de récords por ser el restaurante más antiguo del mundo… en
activo, lógicamente. Otra opción será probar un típico
cocido madrileño en la taberna La
Bola
o en el restaurante Lhardy,
donde encontraremos uno de los mejores cocidos de Madrid.
Antes de cenar, acerquémonos a la
famosísima y televisiva Puerta del Sol. Allí encontraremos
dos de los símbolos más fotografiados de la ciudad: la placa
que marca el kilómetro cero de las carreteras radiales
españolas y la estatua de El Oso y el Madroño (escudo de
armas de la ciudad).
20.30 h - Descanso en La Latina
El día ha sido largo y provechoso, y sobre
nosotros se cierne la imprescindible noche madrileña.
Aprovechando que estamos en la parte vieja, quedémonos a
cenar en La Latina. Esta zona, animada los siete días de la
semana, reúne tal cantidad de sitios que el problema será
elegir uno, pero por nombrar algunas opciones, anotemos los
nombres de La
Posada de la Villa (c/
Almendro, 13), El Viajero (plaza Cebada, 11) o
especialmente el popular Casa
Lucio,
galardonado con un Sol Repsol, para probar su especialidad,
los Huevos e Lucio…
Podemos comer desde unos típicos huevos
rotos o unos callos, hasta un buen bocadillo de calamares,
apto para los bolsillos más apretados. En cambio, para los
paladares más exigentes y economías más desahogadas también
encontraremos alternativas de calidad.
23.30 h – Más allá de la “movida”
madrileña
Terminada la cena, no podemos acabar el
día sin tomarnos unas cañas y disfrutar del Madrid
canallesco en lugares como la taberna El Bonanno (uno
de los locales más de moda de la zona) o La
Corolla, donde
combinan buen vino con buena música.
Y si no tenemos prisa por ir a dormir,
entremos en el Berlín
Cabaret;
un local donde la diversión está asegurada gracias a las
actuaciones de humoristas, magos y cabareteras.
En cambio, si nuestros gustos se acercan a
ambientes más sofisticados, solo tendremos que movernos un
poco por la ciudad. A esas horas no hay problemas de tráfico
y llegaremos rápidamente a los lugares de la gente guapa de
Madrid, como el Castellana
88, Fortuny,
El Confidencial, Bisú o Novísimo.
En cualquiera de ellos podremos acabar la
noche, pero cuidemos la hora, porque mañana hay más Madrid.
Segunda mañana
09.30 h - Sin prisas
Empezamos nuestro segundo y último día en
Madrid, haciendo algo típico entre los madrileños un domingo
por la mañana o un día festivo: dar una vuelta por el Rastro,
el mercado al aire libre más grande de España.
En él podremos encontrar desde los
típicos souvenirs hasta artesanía, ropa de segunda mano,
discos, libros usados, cromos, sellos, muebles antiguos y,
en general, casi todo lo que seamos capaces de imaginar.
En este pequeño universo, donde es mejor
no entrar si no estamos hechos a prueba de aglomeraciones,
lo recomendable es perderse y hurgar pacientemente mientras
vemos a personajes tan imprescindibles como el vendedor de
barquillos o el payaso que reparte globos y sonrisas entre
los niños.
12.00 h – La Castellana:
Monumentos y Compras exclusivas
Cambiemos de tercio y vayamos del “viejo y
angosto” Madrid a lo moderno y monumental. Y es que una de
las cosas que más sorprende al que llega a la capital es la
monumentalidad de sus plazas, edificios y palacios. Quizá
los madrileños ya estén habituados a ello, pero no los que
visitan la ciudad por primera vez.
La Biblioteca
Nacional, con
su imponente fachada, y la vecina plaza de Colón, con
sus Jardines del Descubrimiento en la parte este, son dos
buenos ejemplos.
Hacer todo el Paseo de la Castellana a pie
podría dejarnos exhaustos, pero siendo el eje principal de
la ciudad bien merece una visita. A derecha e izquierda,
encontraremos ministerios, embajadas y las sedes de los
bancos más importantes. Este es el Madrid activo y
empresarial de los nuevos iconos (la
Torre Picasso o
la Torre Europa en el complejo empresarial AZCA, entre
otros) que esconde muchas sorpresas.
Una de ellas es el Museo de Escultura al
Aire Libre (bajo el puente Enrique de la Mata Gorostizaga).
Allí, podremos contemplar esculturas de Botero, Chillida y
otros artistas contemporáneos.
En cambio, para los que no quieran sufrir
un empacho “monumental” tenemos el plan B: Irnos de compras
por la “Milla de Oro” de Madrid. Un conjunto de calles donde
se reúnen las tiendas más lujosas de la ciudad.
Durante nuestro paseo por la Castellana,
llegaremos al estadio Santiago Bernabéu. Allí podremos
desviarnos para adentrarnos por las calles Serrano, Ortega y
Gasset, Príncipe de Vergara, Velázquez, Jorge Juan…
A cada paso nos encontraremos con una
nueva tentación: Versace, Dolce&Gabanna, Hermès, Chanel,
entre otras firmas en Ortega y Gasset. Loewe, Adolfo
Domínguez o Cartier en la calle Serrano, por poner algunos
ejemplos. Una maravilla para los sentidos, pero todo un
desafío para el bolsillo.
Segunda
tarde
13.30 h - Templo futbolero
El hambre aprieta y ya es hora de ir
buscando un sitio para comer. Y ya que estamos en la
Castellana, podríamos hacer algo poco habitual pero
espectacular: acercarnos hasta el Estadio
Santiago Bernabéu y
probar un cochinillo de primera en alguno de los dos
restaurante que hay en su interior: el Puerta
57 y
el Real
Café Bernabéu.
Entre tanto, podremos observar en vivo y en directo el
césped y el estadio que pisan las estrellas del Real
Madrid.
Si vamos con toda la familia, lo mejor
será visitar antes el museo y dejar que los niños (y los no
tan niños) se distraigan con tanta copa y tanto recuerdo.
Para los poco futboleros, siempre se podrá encontrar mantel
en algún restaurante de Concha Espina. En el Antiguo
Cachirulo (Concha Espina, 4) podremos probar sus
espectaculares carnes a la brasa (estilo aragonés). En José
Luís (c/
Rafael Salgado, 11), recomendado por la Guía
Repsol, tendremos otra oportunidad para cumplir con la
tradición y probar un buen cocido madrileño, la especialidad
de la casa.
16.30 h - Café ilustrado
Dejamos el fútbol y volvemos al Madrid
ilustrado. Y como es la hora del café, podríamos tomar el
metro en el Santiago Bernabéu y bajarnos en Colón.
Apareceremos en el Paseo de Recoletos, donde buscaremos el
número 21. Allí se encuentra el café literario
por excelencia de la capital: el Café
Gijón.
Desde 1888, este lugar imprescindible,
donde durante la posguerra se realizaban charlas, tertulias
y debates culturales, reúne a la flor y nata de las letras y
las artes madrileñas. Raro es ir a tomarse un café y no
toparse con una cara conocida. Será un lugar perfecto para
darnos un respiro leyendo el periódico y coger fuerzas para
la última etapa de nuestro viaje.
18.00 h - Corazón canalla
Antes de sumergirnos en Chueca, el barrio
canalla por excelencia, acerquémonos a pasear por el entorno
de la plaza de Callao. Este lugar es uno de los centros
neurálgicos de la ciudad y punto de encuentro de muchos
madrileños. En sus calles encontraremos cines, podremos
pasar una tarde de compras en grandes almacenes y tiendas, y
descansar tomando un café en alguna de sus terrazas. A solo
cinco minutos de allí, descubrimos el lugar donde
finalizaremos nuestra ruta madrileña: Chueca. Este
conocidísimo barrio madrileño, situado junto a la Gran Vía y
entre las calles Fuencarral y Barquillo, es famoso por su
espíritu de libertad, convivencia y diversión. Las plazas de
Chueca, del Rey y Vázquez de Mella son el centro de la
actividad.
Durante todo el día, estas calles bullen
con gentes que “arreglan” el mundo mientras toman un café o
la penúltima caña. Sus calles han sido escenario de
múltiples películas, especialmente de Pedro Almodóvar, como
Átame, con Antonio Banderas. La influencia de Chueca es tal
que aparece también en un buen número de canciones de la
música española. Aquí podremos comprobar la otra cara de
Madrid; basta con pasear por sus calles mirando escaparates
de todo tipo. Los más atrevidos podrán optar por un corte de
pelo surrealista, pero también se puede comprar aquí
baratijas, contemplar grafitis y, sobre todo, comprar ropa
de segunda mano a muy buen precio, que servirá de recuerdo
para volver en otra ocasión.
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