Primera mañana
10.00 h – Los Reales Alcázares en la
Sevilla árabe
Comenzamos nuestra aventura sevillana
desplazándonos hasta la plaza del Patio de Banderas, en el
Barrio de Santa Cruz, para visitar una de sus principales
maravillas arquitectónicas: los
Reales Alcázares.
Utilizado para alojar a los miembros de la
casa real y a los jefes de Estado que visitan la ciudad, el
alcázar (fortaleza, en árabe) se construyó tras la conquista
de la ciudad por parte de los árabes, allá por el año 712.
Aunque lo ideal es visitar todo el conjunto, estamos
obligados a no perdernos el Palacio de Pedro I y el
Jardín del Estanque.
Además, esta visita tardaremos en
olvidarla porque nuestra ropa se impregnará de un intenso
olor a jazmín: el típico aroma de los Reales Alcázares. El
Palacio de Pedro I es el hito más importante del arte
mudéjar civil y un regalo para miradas sensibles al arte. El
Jardín del Estanque es un monumento al refinamiento y a la
delicadeza que nos dejará sin palabras y con el ánimo
renovado.
12.00 h - La catedral, el orgullo
de la ciudad
Abandonamos los Reales Alcázares y
caminamos tan solo dos minutos hasta la Plaza del Triunfo
para admirar el indiscutible símbolo de la ciudad. La catedral
de Sevilla
sorprende por la cantidad de estilos que aglutina (almohade,
mudéjar, gótico, renacentista, barroco, académico y
neogótico) y por la inmensidad de sus dimensiones.
Deberemos mirarla con calma porque merece
la pena ver cada rincón. Pero la que se lleva todas las
miradas es la Giralda: el campanario de la catedral.
Inspirada en el alminar de la mezquita Kutubia de Marrakech,
los dos tercios inferiores de esta torre de 104 m de altura
corresponden al alminar de la antigua mezquita de la ciudad,
y la parte superior es un remate renacentista añadido
por los cristianos para albergar las campanas.
En la punta se encuentra el Giraldillo;
una escultura de bronce que representa a una mujer con
túnica, que lleva una palma en una mano y un escudo guerrero
en la otra, y que ha sido recientemente restaurada.
Primera tarde
14.30 h - Fiesta gastronómica
Llega la hora de comer. Al lado de la
catedral, encontraremos la Plaza de los Venerables y nos
meteremos, sin dudarlo, en el Restaurante Santa Cruz. Su
aire típicamente andaluz (os podéis fijar en las fotografías
de los toreros, los carteles de época y las cabezas de
astados que cuelgan de la pared) será perfecto para darnos
un homenaje a base de pescadito frito y una buena tapa
de jamón.
Si en cambio queremos algo más acogedor e
íntimo, podemos ir al restaurante La
Albahaca
(en la Plaza Santa Cruz, 12, también a tocar de la
catedral), donde por un precio medio-alto quedaremos más que
satisfechos.
16.30 h - De compras por Sierpes
Después de haber comido como señores,
podemos hacer la digestión mientras paseamos tranquilamente
en dirección a la calle comercial por excelencia de la
ciudad: la calle Sierpes. Al final de esta calle estaba la
Cárcel Real de Sevilla, en la que estuvo preso Miguel de
Cervantes.
Allí encontraremos de todo: bares,
cafeterías, tiendas de ropa, de recuerdos (de los más
refinados a los más kitsch), la gigantesca Librería
Beta
–que ocupa el espacio del antiguo teatro imperial– o
confiterías como La
Campana,
donde por un precio asequible te puedes comer todo tipo de
dulces y pasteles, como por ejemplo un espectacular roscón
de crema. Tomémoslo con calma que en esta calle la oferta es
rica y variada. No hay prisa, pero sí estará lleno de gente;
en Sevilla se vive en la calle hasta en invierno.
19.30 h - Sevilla donjuanera
Saliendo de la calle Sierpes, deshacemos
el camino por las calles Álvarez Quintero y Mateos Gago, y
en diez minutos volveremos a estar en las evocadoras calles
del Barrio de Santa Cruz. Pasear al anochecer por sus calles
estrechas y observar los patios cubiertos de flores y las
casas señoriales que aparecen en cada esquina es un placer
como pocos.
La Plaza de Doña Elvira (antiguo corral
de comedias donde, según la leyenda popular, se encuentra la
casa de la mítica doña Inés de Ulloa, el amor imposible de
don Juan Tenorio), el número 4 de la calle Justino de Neve
(ejemplo típico de casa-patio sevillana) o la poética calle
de la Pimienta (lugar donde vivió una de las grandes del
teatro español, María Guerrero) son rincones imprescindibles
que no debemos perdernos. Disfrutemos y no perdamos detalle
de este barrio completamente inolvidable.
21.30 h - Cena, fino y flamenco en
Triana
Nuestro primer día en Sevilla ha sido
completo, pero es hora de cenar y tenemos que movernos. Así
que invirtamos veinte minutos en cruzar el Guadalquivir por
el Puente de San Telmo y bajar por la archiconocida calle
Betis hasta encontrarnos con el restaurante Abades
Triana,
situado en el número 69. Desde el gran ventanal que se abre
en su comedor, podremos contemplar cómo luce otro de los
monumentos imprescindibles de la ciudad: la Torre del Oro.
Esta preciosa torre almohade –construida a
principios del siglo XIII– ha sido capilla, almacén de
pólvora y prisión, y, actualmente, alberga el Museo Naval
Torre del Oro de Sevilla. Cenar con estas vistas será todo
un privilegio. Además, este monumento es mejor verlo de
noche iluminado. Y para tomarnos una copita antes de ir a
dormir, aprovecharemos que estamos en el animado barrio de
Triana para acercarnos al Rejoneo (c/ Betis, 31), donde
escucharemos buen flamenco y nos atenderán de primera, o al
Anselma (c/ Pagés del Corro, 49), un clásico de Sevilla
donde podremos tomarnos un finito mientras disfrutamos de
buena música en directo y alguna sevillana que otra para
ambientarse del todo. Y mañana más…
Segunda mañana
10.00 h - De la Plaza de España al
paseo por el Guadalquivir
Empezamos nuestro último día en Sevilla
pisando la espectacular Plaza de España, encuadrada en el
interior del Parque de María Luisa. Construida a raíz de la
Exposición Iberoamericana de 1929, sus 200 m de diámetro
dejan boquiabierto al que la visita por primera vez.
Su forma semicircular simboliza el abrazo
entre España y sus antiguas colonias, y mira al río
Guadalquivir como ruta a seguir hacia América. Recorrerla
con tranquilidad y descubrir sus incontables rincones nos
llevará un buen rato, pero no hacerlo sería todo un pecado.
En 1999, la plaza dio la vuelta al mundo cuando al cineasta
George Lucas se le ocurrió incluirla en el segundo
episodio de la mítica Star Wars.
Otra alternativa, tan atractiva como la
primera, nos lleva al río, esencia de la ciudad. Muy cerca
del parque se halla el río Guadalquiviry
habrá más de un barco dispuesto a llevarnos a descubrir
Sevilla desde otro punto de vista. Así, de paso, descansamos
un poco…
12.00 h – El corazón verde de
Sevilla
Y, evidentemente, no podemos marcharnos
sin conocer el resto del Parque
de María Luisa,
conocido por sus gentes como el Central Park español. Este
enorme pulmón verde sevillano debe sus orígenes a los duques
de Montpensier, quienes, en 1849, adquirieron el Palacio
de San Telmo y encargaron al jardinero francés Lecolant la
construcción de un gran jardín que estuviera en consonancia
con la majestuosidad del edificio que acababan de convertir
en su residencia.
Aunque ya hayamos castigado las piernas en
la Plaza de España, será un placer deambular por sus
senderos y disfrutar de sus árboles, esculturas y numerosas
glorietas, entre las que destacaríamos la de la Glorieta de
la Infanta María Luisa Fernanda de Orleans, por albergar
una escultura que recuerda a la que cediera los jardines a
la ciudad, en 1893.
Otra opción más tranquila y descansada es
dar una vuelta en coche de caballos por sus alrededores… Por
esta zona, los veremos por todas partes.
Segunda
tarde
14.30 h - Últimas tapas
Después de una relajada mañana en el
parque, salimos de él para ir a comer y encarar el final de
nuestra primera aventura sevillana. Así que tomaremos el
Paseo de las Delicias en dirección al centro hasta llegar a
la calle Adriano, situada en el casco antiguo, poco antes de
llegar al Puente de Isabel II.
Allí, en el número 24, encontraremos el
Bar Taquilla, donde podremos despedirnos del
tapeo comiéndonos una de champiñones rellenos o una de papas
con chocos (¡para llorar de buenas!). También de ambiente
popular, el Restaurante Sabina (calle Dos de Mayo 4, a cien
metros de la calle Adriano) es otra buena opción para comer
como los ángeles. Su pescadito frito y el rosbif de buey son
excelentes.
16.30 h - Sevilla torera
Y como de Sevilla solo se puede salir por
la puerta grande, pues abandonamos el sitio donde hayamos
comido y levantamos la cabeza para contemplar la mítica
plaza de toros de la Maestranza.
Su fachada barroca pintada de blanco y dorado ocre es una
maravilla.
En los aledaños de la plaza, veremos
estatuas dedicadas a los toreros sevillanos que más han
triunfado en ella, como Curro Romero. Si somos muy
aficionados a los toros, podemos visitar el Museo Taurino de
la Real Maestranza de Caballería.
Alojado bajo los graderíos de la plaza,
recorre la historia de la fiesta nacional a través de
una completa colección de carteles taurinos, fotos, trajes
de luces, bronces, azulejos y esculturas.
17.30 h - Compras tradicionales y
de moda
Para finalizar, echemos un vistazo a la
Sevilla artesanal de la cerámica y la alfarería. Podemos
encontrar desde motivos decorativos de origen islámico hasta
trazados barrocos del s. XVIII, pasando por clásicos diseños
italianizantes del s. XVI.
La producción de cerámica artística se
localiza principalmente en el barrio de Triana (viniendo de
la Maestranza, podemos cruzar el Puente de Isabel II
y meternos de lleno en él) y se inicia en la época islámica.
Todavía hoy, muchos de estos ornamentos siguen siendo
protagonistas en un sinfín de rincones de esta ciudad.
Tampoco nos olvidaremos de destacar las
piezas artesanales de La Cartuja –firma fundada en 1839 por
Charles Pickman–, que podremos encontrar por toda Sevilla, y
la arraigada tradición de utilizar mantillas, usadas en
Semana Santa y en bodas (incluso muchas novias sustituyen el
tradicional velo por esta prenda).
Además de la artesanía, la ciudad se ha
convertido en los últimos años en un importante centro de
moda gracias a modistos locales de la talla de Victorio y
Lucchino o Toni Benítez.
Paralelamente, se siguen manteniendo
también los tradicionales mercadillos al aire libre, como el
Mercadillo del Jueves (todos los jueves en la calle Feria
del Barrio de la Macarena), el Mercadillo del Charco de
la Pava (los sábados en la Isla de la Cartuja) o el
Mercadillo del Parque Alcosa de los domingos, situado en la
Avenida Juan Carlos I (junto a la antigua estación del
telecabina de la Expo 92) donde los coleccionistas
filatélicos pueden adquirir sellos y monedas.