Cuenta la Odisea que Ulises, cuando regresaba a Ítaca después de muchos avatares, se vio retenido durante dos largos años por los encantos de una ninfa llamada Calipso. Dicha ninfa residía en una isla llamada Ogigia, tan bella como su habitante… Y que muchos expertos piensan que es la que hoy día conocemos como Gozo.
La isla de Gozo forma parte del archipiélago de Malta, junto con su hermana mayor que da nombre al país y la isla de Comino. Su enorme belleza paisajística, su buen clima, lo baratos que resultan los vuelos y el alojamiento, y su patrimonio cultural han convertido a esta isla en un destino de preferencia para muchos españoles.
Gozo es una isla muy pequeña, con catorce kilómetros de largo y siete con veinticinco en su tramo más ancho. Con alrededor de treinta y un mil habitantes, es un lugar a disfrutar sobre todo fuera de la temporada alta, cuando los veraneantes inundan literalmente el archipiélago. El otoño y la primavera permiten admirar las bellezas de Gozo gracias a su clima suave, y realmente merece la pena visitar la isla. Para llegar a ella es posible coger un ferry en Malta, en el puerto de Cirkewwa, y tras media hora de trayecto llegaremos a la isla.
En Gozo, uno de los rincones más justamente famosos es la Ventana Azul o Azure Window (en la foto). Esta formación rocosa de la costa, con fondos marinos transparentes y templados, es un lugar célebre entre los submarinistas y los amantes del esnórkel.
Pero en Gozo hay mucho más que costa y buceo: podemos disfrutar de la belleza de la Bahía de San Blas, con su playa de arenas rojas, y de monumentos megalíticos impresionantes como el conjunto de Ggantija, dos templos neolíticos anteriores incluso a hitos tan famosos como el mítico Stonhenge.