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Recorremos Lisboa en
48horas
Heredera de un pasado glorioso, Lisboa nos inundará de
tradición y cultura por los cuatro costados. El aire antiguo de sus
calles y sus tranvías despertarán nuestros sentidos en cuanto empecemos
a conocerla. En cambio, con recorrer cuatro pasos, nos toparemos con
otra ciudad: la moderna y vanguardista ciudad de la Expo. Lisboa nos
permite visitar dos ciudades en una.
Primera mañana
9.30 h - La Alfama, el corazón de
Lisboa
Antes de nada, debemos saber que lo ideal
es comprar un abono de transporte para todo el día, ya que
lo amortizaremos de sobras. Aunque lleguemos a Lisboa en
coche particular, conviene dejarlo aparcado. Comenzamos
nuestra ruta en el popular barrio de la Alfama, uno de los
más antiguos de la ciudad.
Empezamos la ronda por el barrio desde lo
más alto, desde el espectacular Castillo
de San Jorge (los tranvías 12 y 28 y el
autobús 37 llegan hasta allí); un lugar ideal para los
aficionados a las vistas inolvidables. La ciudadela y las
torres de vigilancia de este castillo del siglo XII no
tienen desperdicio.
Se accede a la ciudadela amurallada a
través del Arco de San Jorge, y luego del pago de
una entrada se puede recorrer libremente el sitio. En la
Torre de Ulises, antiguo Archivo Real, llamada así en
conmemoración del legendario fundador de Lisboa, está
instalado el Periscopio. Iinventado por Da Vinci en el siglo
XVI, es único en Portugal y permite observar la ciudad en
360º.
Después bajaremos para visitar una de las
joyas de Lisboa, la catedral
de Santa Maria Maior, más conocida como la
Sé. Construido en el siglo XII, este templo románico ha
tenido que reponerse a varias catástrofes naturales como el
terremoto que arrasó la ciudad en 1755 (¡murieron hasta
90.000 lisboetas!). Actualmente es una mezcla de diferentes
estilos arquitectónicos.
A solo unos pasos de la Sé, se encuentra
la iglesia de San Antonio, levantada en el lugar en que
nació el patrón de los lisboetas. San Antonio –cuyo
nombre real era Fernando Martim de Bulhões e Taveira
Azevedo– nació y vivió en Lisboa, pero como acabó sus
días en la ciudad italiana de Padua es conocido como san
Antonio de Padua, cosa que enfurece, y mucho, a los lisboetas.
Más información: www.disfrutalisboa.com/7-colinas-viva-viagem
12.00 h - El mirador del Tajo
Todavía no nos vamos de la Alfama, el
barrio medieval y la auténtica esencia de Lisboa. Después de
ver sus tesoros religiosos, ahora haremos una inmersión por
sus calles, sus gentes y su ambiente. Aquí nos toca elegir
un calzado cómodo y perdernos sin rumbo fijo por sus
empedradas callejuelas laberínticas, llenas de subidas y
bajadas.
Alfama no tiene ni museos ni vistosas
fachadas arquitectónicas. Su encanto reside en la melancolía
y el espíritu bohemio que despiertan las flores en los
balcones, la ropa tendida o las fachadas decoradas con los
típicos azulejos portugueses (azules y blancos). La otra
gran atracción, sin duda, son sus miradores. Desde ellos,
podremos observar una encrucijada única: el lugar en que
se unen el Tajo y el Atlántico (los de Santa Luzia y Portas
do Sol, de los más recomendables).
Desde la mayoría de estos miradores
podremos divisar la espectacular figura del Cristo Rei. Una
estatua de más de 100 metros de altura, que resulta ser una
réplica adaptada del Cristo Redentor de Río de Janeiro.
Incluso cuenta con ascensor en su interior que nos permitirá
subir hasta la cima y disfrutar de una vista fantástica.
Para llegar hasta allí deberemos cruzar al otro lado del río
Primera tarde
14.00 h - Comer en un palacio
Después de haber disfrutado de los
rincones de la Alfama, llega la hora de comer. Y ya que
estamos, deberíamos acercarnos a la Rua de São João da
Praça, en el número 18, y pedir mesa en el Páteo
de Alfama
Es un restaurante alucinante, situado en
el atrio del antiguo palacio de los condes de Murça,
que “milagrosamente” se salvó del famoso terremoto de 1755.
Allí podremos degustar desde la famosa sopa da pedra (una
especie de cocido con carne, verduras, embutidos y alubias)
hasta las vieiras gratinadas o el bacalhau com natas. Eso
sí, el café nos lo guardamos para hacer la sobremesa en un
lugar especial.
Por supuesto en Alfama hay otras
alternativas como el Torreiro do Paço
(Praça Comercio, s/n) donde podremos comprobar las bondades
de la cocina de autor de Vítor Sobral, o el célebre Casa
do Leâo (Castelo
de Sâo Jorge s/n), una antigua leonera del castillo de San
Jorge, donde saborear cocina tradicional y disfrutar de
inmejorables panorámicas sobre Lisboa.
16.00 h - Cita con Pessoa en el
Chiado
Para hacer la sobremesa, salimos del
restaurante y cogemos la Rúa Do Barao hasta la de Augusto
Rosa, y de ahí continuamos hacia la Rúa da Conceiçao, que
nos llevará hasta el popular barrio de El Chiado, situado en
el centro neurálgico de la ciudad. Podremos acceder al
Chiado de una forma muy curiosa pero también tradicional: en
ascensor.
El Elevador
de Santa Justa
se levanta sobre la calle de Santa Justa y enlaza este
céntrico paseo con la Praza do Carmo, junto al Museu
Arqueológico do Carmo. Este café de sobremesa lo tomaremos
en un local inolvidable, A Brasileira (Rua Garret, 120). Es
un lugar famoso, especialmente, por haber sido el punto de
encuentro de poetas y literatos de la ciudad.
Si nos sentamos en una de las mesas de la
terraza, podremos contemplar a los que se acercan para
hacerse la típica foto junto a la estatua sentada del
reconocido escritor portugués Fernando Pessoa. Fue uno de
los tertulianos más célebres de este café y por eso ahora
este lugar es una de las citas clásicas para cualquier
turista de pro.
Más información: www.visitlisboa.com
17.30 h - Tiendas y glamour en
Lisboa
Nos quedamos por El Chiado para pasear y
explorar lo que nos ofrece Lisboa en materia de compras. En
esta zona, encontraremos la oferta comercial más glamurosa y
diversificada de la ciudad. En sus principales vías
comerciales, como la Rua Augusta o la Rua do Carmo, nos
toparemos con diversas y cotizadas tiendas de moda de diseño
(no podemos perdernos la de Ana
Salazar,
la diseñadora más puntera de Portugal).
También podremos echar un vistazo entre
librerías con solera y las mejores firmas de
ropa internacionales, siempre llenas de la trendy people
lisboeta.
21.00 h - Fado en el Barrio Alto
El día ha sido largo y hemos visto mucho,
pero todavía nos queda descubrir la noche lisboeta.
Podemos cenar en el Tavares
Rico (Rua Misericordia 35-37, entre El Chiado
y el Barrio Alto). Este es quizás el restaurante con más
clase y pedigrí de Lisboa. ¡Fue inaugurado en
1784! Actualmente está galardonado con dos Soles de Repsol.
Aunque los precios no son nada bajos, el
esfuerzo quedará sobradamente recompensado cuando probemos
su espectacular variedad de pescados y mariscos. Además, el
entorno, con su deslumbrante salón dorado de estilo barroco,
es muy romántico.
Acabada la cena, caminamos unos metros,
subimos al Barrio Alto y damos una vuelta por sus
calles estrechas en busca del local que más nos llame la
atención. Aunque lo mejor es hacer una cata a ciegas
de estos locales, podríamos tomarnos algo en el Palpita-me
o en la Tasca do Chico (ambos situados en la Rua do Diário
de Notícias). En cualquiera de los dos, podremos tomar una
excelente caipiriña mientras escuchamos el mejor fado en
vivo y en directo de la ciudad.
Segunda mañana
10.00 h – Parque de las Naciones,
La cara vanguardista de la ciudad
Después de caminar todo un día por la
Lisboa histórica, parece mentira que en tan pocos metros
puedan convivir calles estrechas, tranvías casi centenarios
y monumentos medievales… con una construcción tan moderna
y vanguardista como El Parque de las Naciones.
A orillas del Tajo se levanta la metrópoli
moderna y vanguardista, vayamos hasta, como los lisboetas llaman,
Parque das Nações y demos una vuelta por la zona de la Expo.
Visitar el Oceanário
más grande de Europa (ideal si vamos con los niños) y coger
el teleférico que va desde éste hasta la Torre Vasco
da Gama, famosa por su forma de vela, son dos alternativas
muy recomendables. Las vistas sobre el río y el parque son
espectaculares y resulta un escenario muy romántico para las
parejas.
No debemos olvidar las zonas verdes, como
los Jardines del Agua, el Jardín García de Orta o el Jardín
de las Olas, el Parque Tejo (extensa franja a orillas del
río donde está el "skate park") y el Bowling Internacional
de Lisboa. El gran recinto también posee bares,
restaurantes, terrazas, siempre en contacto con el río, así
como un anfiteatro al aire libre, la Plaza Sony, donde puede
asistir a espectáculos en vivo o en pantalla gigante.
12.00 h - Paseo en un tranvía
histórico de la ciudad
La Lisboa vanguardista también es
espectacular y bien merecía una visita, pero ahora volvamos
a su parte histórica. Si salimos de la zona de la Expo,
cogemos la Avenida Infante Dom Henrique hasta la Praça
do Comercio y de allí subimos por la Rúa do Prata hasta la
Praça do Rossio, donde nos montamos en uno de los tranvías
más hitóricos de la ciudad, nº28 para subir al Miradouro do
São Pedro.
El viaje en tranvía, indispensable, será
otro de los momentos memorables de nuestro paso por Lisboa.
Intentemos coger un tranvía histórico en lugar de los
modernos. Sus interiores de madera y el ímpetu con que suben
y bajan las cuestas son toda una experiencia para el que se
monta en ellos por primera vez. Una vez
arriba, disfrutaremos de nuevas vistas privilegiadas de la
ciudad y podremos comprobar algunas de las características
tradicionales de la ciudad: los tejados rojos construidos
con tejas de barro, los azulejos de las terrazas y de los
balcones, y el encalado de los edificios. Este paisaje solo
se puede ver en Lisboa y es la firma de esta ciudad.
Nos resultará útil saber que los tranvías
forman parte de la red Carris.
Para usar todos los medios de transporte que forman esta
red, lo más cómodo es comprar la Tarjeta 7 Colinas. Su
precio es casi la mitad del billete sencillo de un solo uso
y es recargable.
Segunda
tarde
14.00 h - ¡A comer!
Comeremos en Barrio Alto. Vamos a
acercarnos al número 57 de la Rua da Atalaia y pediremos
mesa en Pap'Açorda. Se trata de un exclusivo restaurante
donde te reciben con una copita de champán y te tienden con
muchísima amabilidad. Si queremos algo más asequible,
podemos dirigirnos a cualquier tasquinha de las muchas que
hay en el barrio y comernos un plato a base de bacalao; un
plato obligatorio en Lisboa.
16.30 h – La Torre de Belém y los
Jerónimos
Antes de despedirnos de Lisboa, iremos
hasta el barrio de Belém, situado al oeste del centro de
la ciudad, siguiendo la senda del Tajo. Para llegar hasta
allí, podemos coger el tranvía nº15 en el intercambiador de
la céntrica Praça do Comerço y bajarnos cuando veamos la
silueta del enorme Mosteiro
dos Jerónimos. Este monumento fue financiado
con los tesoros traídos de las colonias de ultramar.
El rey Manuel I encargó la construcción
del famoso monasterio para celebrar el descubrimiento de la
ruta marítima de Vasco de Gama. La gran explanada que le
precede es de una inmensidad sorprendente. De hecho, nos
llevará un buen rato contemplar su impresionante fachada
orientada al Tajo. De esta fachada cabe destacar la puerta
de entrada, llamada Portada del Mediodía.
Otra de las joyas imprescindibles de
este barrio es la Torre de Belém: un espectacular monumento
de 35 metros de altura que en un principio cumplía tareas
defensivas, pero que con el tiempo se utilizó como aduana,
faro y prisión. Su presencia deja con la boca abierta.
18.00 h - Los famosos pastelitos
de Belém
En Belém es muy tradicional entre los
lisboetas pasear comiendo unos pastelitos muy especiales. Si
lo vemos, no nos debe sorprender, sino que debemos
probarlos. Y es que, a pocos metros del
monasterio, encontramos la famosa pastelería de Belém (Pasteis
de Belém)
Aquí, desde 1837, hacen unas tortitas
de unos 10 cm de diámetro rellenas de crema y espolvoreadas
con canela que, hoy en día, ya han conseguido fama
internacional. Comer un par o tres de ellos, acompañados de
un chocolate caliente, es la mejor despedida posible de
nuestras inolvidables 48 horas en Lisboa.