La belleza de esta bahía y su ambiente reservado atrae a barcos de grandes esloras que amarran para disfrutan de esta pintoresca población en la que las tonalidades ocres y naranjas de las casas contrastan con el espeso verdor de los pinos.

Apenas llega al millar de habitantes y cuenta, sin embargo, con más boutiques monomarca de primeras firmas internacionales que muchas grandes capitales.

Armani, Brioni, Emilio Pucci, Ermenegildo Zegna, Hermès, Panerai, Loro Piana, Louis Vuitton, Malo, o Salvatore Ferragamo, entre otros, tiene su establecimiento junto a la piazzeta portofinesa.

Fue la aristocracia inglesa la que descubrió Portofino.

A mediados del siglo XIX comenzaron a llegar británicos en busca del sol mediterráneo.

Los pioneros adquirieron las mejores propiedades y reconstruyeron antiguos edificios destruidos por el tiempo. Pero fue Ruggero Valentini quien convirtió a esta población pesquera en el destino vacacional de más categoría. En 1901, transformó una antigua villa de verano del Barón Baratta en el Gran Hotel Splendido.

El imponente edificio había sido un monasterio en el siglo XVI, abandonado por los monjes benedictinos debido a los numerosos ataques de piratas sarracenos.

La primera persona en firmar el libro de huéspedes fue el Duque de Windsor.

Tras esta ilustre visita vinieron numerosas personalidades que disfrutaban de la atmósfera mediterránea del hotel que ofrecía espacios acogedores, grandes jardines llenos de flores de lavanda y buganvileas, y una propuesta gastronómica basada en la tradición local: pescado fresco, pasta hecha en casa y abundantes hierbas aromáticas.

En 1985, Orient-Express (el grupo de hoteles, trenes y cruceros llamado hoy Belmond) adquirió el Splendido.

La primera decisión fue cambiar de lugar el restaurante interior y el bar, para que los huéspedes pudieran disfrutar de las espectaculares vistas a la bahía, y redecorar las habitaciones y suites, que este pasado año han estrenado nuevo look.

Los extranjeros supieron conservar la arquitectura tradicional de Portofino, que funde el estilo clásico y renacentista en esta región genovesa.

El aspecto que tenía en aquellos tiempos es exactamente el mismo que tiene hoy ya que tiene una de las legislaciones urbanísticas más antiguas y restrictivas. En el último siglo ha estado prohibido construir en casi todo su territorio.

Esto explica que los inmuebles sean los más caros de Italia. Por la compra de un apartamento en el centro se pagan casi 15.000 euros/m2, 5.000 euros/m2 menos de lo que cuesta una villa por las que se pagan más de 20 millones de euros.

Más información hotelsplendido.com